José Cortinas lleva 50 años redactando todo tipo de documentos. Hoy tiene 80 años de edad y pese a que su oficio de mecanógrafo ya no es redituable, dice que seguirá desempeñándolo con orgullo ‘hasta el final’.
A sus 80 años de edad, aún se le puede ver a José Cortinas Ibarra detrás de una máquina de escribir, redactando toda clase de documentos, desde simples solicitudes para la Dirección de Plazas y Mercados, hasta oficios para los comisariados ejidales que así lo solicitan.
Rodeado por una malla metálica es como se encuentra el pequeño local de José, al interior del mercado Juárez de Torreón, justo por la entrada que da a la Acuña.
Aunque su mirada luce cansada y las ganancias son muy pocas, José Cortinas está dispuesto a dejar su profesión como mecanógrafo, “hasta el final”, dice emocionado.
Y es que de acuerdo con el hombre de avanzada edad, la llegada de las computadoras a la región, “nos quebró completamente”, tanto que actualmente son sólo unos cuanto los trabajos que llegan hasta su pequeño local, cuenta.
Originario de Viesca, Coahuila, comenta que aunque las computadoras son rápidas y han dado un giro a toda la humanidad, “no saben hacer lo que yo hago, porque además de escribir a gran velocidad sé redactar cualquier documento que me soliciten”, asegura.
“Los muchachos en la actualidad no saben, dicen que porque hay ‘machotes’, saben escribir pero no todos son iguales”, cuenta José Cortinas, quien asegura que para él no es necesario tomar datos, “pues con que me digan lo que quieren en más que suficiente, pues todo es gracias a la experiencia que he ganado”.
Sus ojos han leído miles de cartas, solicitudes, escrituras, entre otros documentos, por lo que ahora se encuentra cansado, tanto o más que sus piernas.
Y es que, desde hace más de 50 años se encuentra dedicado a su profesión detrás de un desgastado escritorio instalado en el mercado Juárez.
“Yo tuve mucha fama, manejaba todos los comisariados ejidales de Torreón, trabajaba con litigantes, abogados, pero se vino la situación más dura, con eso de las computadoras, nos quebraron completamente”, cuenta el mecanógrafo.
Aunque las ganancias han sido muy pocas, “el Gobierno sigue cobrando impuestos, afortunadamente el Ayuntamiento nos cobra poco por estar aquí adentro, pero hay que pagar, luz y agua, cuyos recibos salen en ocasiones muy elevados (...) es un robo”, dice molesto José Cortinas.
Pese a esos detalles, José pretende seguir con este oficio, que pese a que ya no es redituable, su amor es cada vez más grande hacia él, por lo que está dispuesto a continuar hasta que sus manos, ojos y piernas se lo permitan pero sobre todo “hasta que Dios me dé licencia”.
NOSTALGIA
“Yo tuve mucha fama (...) ahora mi profesión no es redituable, sin embargo seguiré hasta que Dios me dé licencia”.
JOSÉ CORTINAS IBARRA, MECANÓGRAFO