El cuerpo colgaba de una báscula romana, instrumento que se usa para pesar costales donde se recolecta algodón
La población del ejido El Barro 44 se conmocionó con la terrible noticia que corrió rápidamente: el suicidio de un niño de 12 años y cuyo cadáver fue localizado en las parcelas ubicadas a orillas del poblado. Este es el caso de suicidio más joven registrado en la Región Lagunera de Durango.
El cuerpo de Enrique, originario del citado poblado, fue localizado colgado de una báscula romana, instrumento utilizado para pesar los costales donde se recolecta el algodón, alrededor de las 14:00 horas, informó Aurelio Urbina Suárez, agente investigador del Ministerio Público de Delitos contra la Vida y Salud Personal, mesa I.
Precisó que el descubrimiento del cuerpo sin vida fue realizado por los trabajadores del campo, quienes concluían la segunda vuelta de recolección del algodón y se dirigían a la báscula, encontrándose con la sorpresa y en un intento por salvarle la vida, descolgaron al menor, pero fue demasiado tarde.
Aunque el menor fallecido no dejó recado póstumo que explicará el origen de su decisión, cerca del lugar se localizó una hoja con el dibujo de una cruz, color rojo, con siluetas que simulan llamas alrededor, así como la leyenda “hoy” en la parte superior, lo que se consideró un indicio de que probablemente dicha acción había sido planeada.
La identificación del cuerpo fue realizada por el padre y el hermano del ahora fallecido, quienes manifestaron al Ministerio Público desconocer lo que motivó al pequeño Enrique a tomar tal decisión, además de señalar que el ahora fallecido actualmente no estudiaba.
El Ministerio Público ordenó el levantamiento y traslado del cuerpo del menor, a quien se le practicó la autopsia de Ley, estableciéndose que la causa de la muerte fue asfixia por ahorcamiento, precisó el médico legista de la Subprocuraduría de Justicia del Estado en la Región Lagunera de Durango.
Tras las primeras indagatorias del Ministerio Público se pudo establecer que el menor se trasladó a los cultivos de algodón localizados a orillas del ejido El Barro 44, donde se acercó con la encargada de la báscula romana y a quien le manifestó: “yo le ayudo a pesar, váyase a comer” y se quedó allí.
Mientras que los recolectores realizaban la segunda vuelta levantando el algodón, ubicados a 150 metros de distancia, por lo que al llenar sus sacos regresaron y descubrieron el cuerpo que pendía de la citada báscula y un cable eléctrico.