El estadounidense George Burgess, experto en ataques de tiburones, atribuyó la presencia de escualos en las playas de Zihuatanejo a las corrientes frías que el fenómeno de La Niña ha acercado a las costas del pacífico, así como a los efectos del cambio climático global.
El experto, contratado por el gobierno de Guerrero luego de los ataques que causaron dos muertos y un herido, consideró que no es necesario cerrar las playas ni hacer cacerías masivas de estos peces, porque con ello se violarían reglas internacionales para la preservación del medio ambiente.
Sin embargo, Burgess, director del Programa Tiburón de la Universidad de Florida, Estados Unidos, advirtió que mientras haya personas en el mar, la posibilidad de que sean atacadas siempre va a estar latente, porque se está invadiendo el hábitat natural de esas especies.
Luego de tres días de estudiar la zona, concluyó que las tres agresiones tuvieron en común haber ocurrido a baja profundidad -entre tres y cinco metros- y a una distancia de entre 20 y 200 metros de las playas de Troncones, Pantla y Linda.
En todos los casos, las mordidas fueron contra surfistas y en corrientes de agua fría cercanas a la costa y con poca visibilidad, además de que las víctimas estaban solas, porque el escualo no ataca a multitudes.
El experto recomendó a las autoridades de los tres niveles de Gobierno, entre otras medidas preventivas que ya se han puesto en práctica, la colocación de torres para salvavidas un poco más elevadas de lo normal y que se informe a la gente del peligro que hay en determinados lugares.
“Los humanos somos los visitantes del hábitat de los tiburones, cualquier persona que entra al mar, debe saber que hay riesgo, no es como ir a la alberca, donde se puede estar seguro, sino es como ir a la jungla o al bosque, donde puede picarnos un animal”, añadió Burgess.