“Los medios existen para dar a nuestras vidas percepciones artificiales y valores arbitrarios”.
Marshall MacLuhan
Atlanta, Georgia.- Al participar en un panel en el Foro de Competitividad de las Américas que se está llevando a cabo en esta ciudad estadounidense, dos personas del público –entre ellas el presidente de El Salvador, Elías Antonio Saca— cuestionaron el papel de los medios en el esfuerzo por construir países más prósperos y competitivos en el continente americano.
“En mi país, Trinidad y Tabago –dijo una mujer— los periódicos sólo se interesan en cubrir el crimen. ¿No es posible establecer reglas para que los medios se vuelvan más responsables y cubran los temas importantes?”
El presidente Saca de El Salvador reflejó la misma preocupación y recordó cómo, después de la cumbre iberoamericana de Chile de 2007 y de un trabajo intenso con resultados importantes y concretos, la reunión se resumió en los medios con una simple frase, el “¡Por qué no te callas!” que el Rey Juan Carlos de España le dirigió al presidente de Venezuela Hugo Chávez.
Parte de la queja refleja el deseo de mucha gente de que los medios de comunicación ofrezcan una visión que no les inquiete o preocupe. La violencia que afecta a muchos países del mundo es una realidad que muchos quisieran ver desterrada de las pantallas de televisión y de los periódicos. Los funcionarios públicos, en particular, quisieran que los medios ofrecieran solamente una visión positiva de la realidad que favoreciera sus propios intereses políticos.
Sin embargo, quienes trabajamos en los medios tenemos obligación de tratar los temas desagradables pero que ocurren en nuestras sociedades. Si un noticiario o un periódico no trata el tema de la violencia en México, si dejamos de cubrir los secuestros y ejecuciones cotidianas, quizá dejaremos más tranquila a la gente durante algún tiempo, pero cuando se entere de que se le está mintiendo tendrá más inquietud todavía de la que le ocasionaría saber lo que ocurre.
Aunque los medios cumplimos bastante bien con nuestra obligación de cubrir lo negativo, no hacemos usualmente lo mismo cuando la información es positiva. En los años ochenta, señaló el presidente Saca, los medios internacionales se enfocaron obsesivamente en Centroamérica debido al conflicto armado que afectaba a la región. Mucho tiempo de radio y televisión, mucha tinta y mucho papel, se emplearon para ofrecer un registro de la violencia y para lamentar, en artículos de opinión y comentarios de las buenas conciencias, los problemas de los países del área. Hoy que Centroamérica lleva años de paz, sin embargo, la región ha desaparecido de los medios de comunicación. Pareciera que ésta no existe si no hay guerra. Y las buenas conciencias que se preocupaban por ella, hoy no se acuerdan ni dónde está.
La culpa no es sólo de los medios. El público, incluso ese que se queja del sensacionalismo, tiene mucho que ver con esta tendencia. La tecnología nos permite hoy saber, mucho mejor que nunca, cuáles son los temas que llaman la atención al público. Los ratings minuto a minuto y los contadores de vistas en las páginas de Internet nos dicen exactamente qué le llama la atención al público. Y la verdad es que la gente se interesa más por los temas sensacionalistas que por los de fondo y más por los negativos que por los positivos.
Hoy estamos viviendo una bonanza económica en buena parte de Latinoamérica. Esto es parcialmente consecuencia del auge en los precios de las materias primas. En algunos países, como Venezuela y Argentina, el auge difícilmente sobrevivirá a estos precios altos. Pero en otros, como Chile, Brasil y Perú, se han tomado medidas concretas para adquirir competitividad. Ésta es una realidad concreta a la que los medios, sin embargo, prestan poca atención.
Igualmente real es el hecho de que México se está quedando rezagado. El problema no es el libre comercio, ya que la exportación no petrolera sigue siendo una de las partes brillantes de la economía, sino la falta de reformas internas -desde la fiscal hasta la petrolera pasando por la educativa- que hagan más competitivo al país. Pero ante la obsesión de los medios con el crimen, se ha perdido de vista esta necesidad, que es más importante en el largo plazo en el esfuerzo por construir un país más próspero.
Parte del problema es de los medios que hemos fallado en nuestra responsabilidad de hacer interesante lo importante. Parte también de un público que, pese a que dice que quiere información de fondo y positiva, tiene una adicción inquebrantable con lo superficial y lo negativo.
COMPRAS DE EXTRANJEROS
En México esta información generaría un escándalo político, pero en Estados Unidos la actitud es distinta. Los extranjeros están aumentando a pasos acelerados su tenencia de tierra agrícola y forestal en la Unión Americana. Entre 2006 y 2007, según el Atlanta Business Chronicle, el número de hectáreas agrícolas y forestales propiedad de extranjeros aumentó en un 35 por ciento, en parte por lo barato del dólar frente a otras divisas. Los mexicanos nos quejamos de las compras de casas y apartamentos de mexicanos en San Diego, Houston y otros lugares de Estados Unidos y nos damos cuenta de que esto es una fuga de capitales. Pero cuando los estadounidenses quieren comprar casas en la costa o en la frontera de México, se lo prohibimos. Al parecer no sabemos ni siquiera qué queremos.