Luego de una misa de cuerpo presente, los restos de la mexicana Catalina García fueron trasladados ayer al panteón, acompañados por un largo cortejo de familiares, amigos y vecinos en Illinois. (AP)
Catalina García, la estudiante de origen mexicano que falleció en el tiroteo de The Northern Illinois University, en la ciudad estadounidense de Dekalb, fue sepultada ayer en un cementerio de Hillside, al oeste de Chicago.
Luego de una misa de cuerpo presente, los restos de la joven fueron trasladados al panteón Queen of Heaven, acompañados por un largo cortejo de familiares, amigos y vecinos.
Por la mañana, la iglesia Our Lady of Mount, ubicada en este suburbio de Cicero, muy cerca de la casa de la familia García, abrió sus puertas para que la comunidad despidiera a la estudiante de 20 años.
Una multitud desfiló frente al féretro de las 9:00 a las 11:00 horas dedicándole sólo una oración, sin flores ni objetos, como dispuso la familia. A las 11:00 horas, el sacerdote Lawrence E. Collins ofició la misa en español, a la que asistieron más de 700 personas, y no se permitió el acceso de cámaras de video o fotografía de la prensa.
La misa estuvo organizada por el hermano de Catalina, Jaime García, quien dispuso el uso de una rosa del mismo color en la solapa de los familiares, y roja en el personal de seguridad de la iglesia, para identificarlos.
Todo transcurrió en completo orden y respeto. El ataúd de Catalina sólo fue cubierto por una manta religiosa beige y algunos arreglos florales que se recibieron se colocaron en las esquinas.
Durante la misa familiares y amigos se turnaron para hacer guardias periódicas a los lados del féretro, mientras un mariachi entonaba música sacra.
Cuando hay una tragedia como ésta, dijo el sacerdote, “muchas personas buscan una razón por la que sucede, pero nunca se va a encontrar una razón, por eso hay que buscar consuelo de otra manera”.
No podemos entenderlo, agregó Collins, “pero tenemos nuestra fe para encontrar fuerza y continuar… Que Dios consuele a la familia de Catalina”.
A la misa, que duró una hora, asistieron el presidente de la universidad donde ocurrieron los hechos trágicos del 14 de febrero, John G. Peters; el vicegobernador del Estado, Pat Quinn, y funcionarios del gobierno local.
A nombre de la universidad, Peters dio las condolencias a la familia desde el altar de la iglesia: “Catalina se nos fue demasiado joven y muy pronto, pero tocó muchas vidas con su alegría”.
En inglés, y con ayuda de un intérprete en español, dijo que al asistir a la universidad, Catalina había escogido el camino más difícil para superarse, “trabajaba muy duro en clases y participaba en las actividades de la escuela”.
“Sus padres deben estar muy orgullosos de ella, es un ejemplo de superación para todos, pero en especial para los jóvenes de esta comunidad”, agregó.
El ataúd metálico rosa de Catalina salió de la iglesia cargado por primos y amigos, seguido de sus padres Jacinto y Consuelo, así como de sus hermanos Jaime, Mayra y Joel.
Estaban tres mexicanas en lugar del tiroteo
El pasado jueves las jóvenes mexicanas Catalina, María y Georgina fueron sorprendidas en clase por el ataque a balazos de un ex estudiante en la Universidad del Norte de Illinois, la primera murió en el sitio de la masacre, la segunda fue herida y la tercera resultó ilesa.
Catalina y Georgina, eran amigas desde los seis años. Las dos procedían del suburbio de Cícero, al suroeste de Chicago, donde hay una mayoritaria comunidad mexicana.
María Ruíz Santana, en cambio, conoció a ambas en la universidad y al ser la comunidad latina tan pequeña en la misma, se hicieron inseparables en clases.
Esta joven de 20 años, que ahora se debate entre la vida y la muerte reside con su familia en el suburbio de Elgin, al noroeste de Chicago.
El pasado jueves las tres amigas estaban sentadas juntas, eran sólo tres latinas en la clase de Geología, de casi 100 asistentes, pero cuando empezaron los disparos sólo Georgina pudo correr.
Catalina murió en el lugar de los hechos, mientras que a María la transportaron en ambulancia al hospital Kishwaukke Community, y de ahí, debido a su estado de gravedad, un helicóptero la llevó el mismo jueves al Good Samaritan Hospital, donde ahora se encuentra.