Las ilusiones de Sherlyn de ser La Bella se quedaron en el aire luego de no ser seleccionada para el protagónico.
Diversos motivos dejan a algunos actores sin la posibilidad de encabezar una obra teatral.
Sherlyn quiso ser La Bella. Roberto Gómez Bolaños era el actor perfecto para interpretar al señor Green en teatro. Silvia Navarro iba a ser Camila en la telenovela Pasión. Lolita Cortés debía protagonizar el musical Sorpresas. Ana Luisa Peluffo estaba segura de que sería la coprotagonista de Adorables Enemigas. Pero nada de esto sucedió. Por diversas razones, todos estos actores se quedaron en el “ya merito”. Y su lugar fue ocupado por alguien más.
Por ejemplo, en el lugar de Roberto Gómez Bolaños, el productor Morris Gilbert contrató a Luis Gimeno. Durante meses, Gilbert había buscado a Chespirito, ya que creía que era el tipo perfecto para interpretar a un anciano solitario y gruñón.
Cuando finalmente pudo hablar con él, era demasiado tarde. A Gómez Bolaños le gustó la historia, pero estaba justo en el proceso de montar su propio proyecto: el reestreno de 11 y 12, la comedia que más éxito le significó en teatro.
Este tipo de anécdotas abundan en teatro, pero algunas resultan especialmente dolorosas, como la de Lola Cortés.
La productora Fela Fábregas quiso montar Sorpresas para que Cortés la protagonizara junto con Olivia Bucio y Maru Dueñas.
Desde enero del presente año se trabajó en la producción del montaje y la propia actriz declaró: “Estamos a punto de comenzar los ensayos”.
Entonces sucedió: Lola Cortés fue diagnosticada con bursitis en los pies, es decir, inflamación del tendón y posible inserción del músculo en el hueso.
Tuvo que abandonar Sorpresas. Fela Fábregas buscó una sustituta y la encontró rápido en Natalia Sosa, quien venía de estrenar Tick, tick, boom.
Cortés quedó en buenos términos con Fábregas: “La señora es una dama y me dio la oportunidad de irme a descansar. Jamás me reclamó, porque desde el principio le dije que se me iba a dificultar el ritmo de ensayos y no podía retrasar toda la producción”.
El caso de Sherlyn es menos escabroso. Hizo audición para La Bella y La Bestia. Al salir, se sentía optimista: “Fue una prueba en la que estamos participando muchas actrices, debemos esperar los resultados. La Bella es una princesa que siempre me gustó, más que las demás, porque es inteligente y le gusta leer. Sé que tengo las mismas posibilidades que el resto, pero es una princesa que quiero hacer”.
Pero no la hizo. En el último filtro de audiciones, la producción optó por darle el papel a Ana Cecilia Anzaldúa, actriz con menos fama pero que resultó la elegida.
Luego de que no pudo quedarse con el papel de La Bella en el musical La Bella y La Bestia, Sherlyn intentó actuar en la comedia Chicas Católicas.
La directora Alicia Zanca le vio posibilidades histriónicas, pero resultó “demasiado chica” para el papel. Así que se quedó simplemente como imagen para los carteles publicitarios, en donde aparece una colegiala de espaldas agarrando una muñeca.
También la TV los ‘olvida’
No sólo en teatro se cocinan “ya meritos”. En televisión sonó escandalosamente el caso de Silvia Navarro, que dejó TV Azteca para protagonizar en Televisa Pasión. Hubo una demanda de la televisora del Ajusco, porque Navarro había incumplido un contrato firmado, y finalmente Susana González tomó el lugar de la protagonista.
Navarro lo aceptó con filosofía: “No sé qué vaya a pasar. Por supuesto que me emocionó como actriz que alguien como Carla Estrada se interesara en mí, porque es, me parece, la mejor productora de México; además, era una telenovela de época”.
Otro enredo fue el de Ana Luisa Peluffo, quien en febrero estaba segura de que protagonizaría “Adorables enemigas”: “La obra se ha retrasado un poco, pero estoy tranquila ya que representa mucho para mí, porque es la oportunidad de volver a trabajar con Silvia Pinal y seguir vigente en el espectáculo”. Pero no. Hizo una lectura pero nunca llegó a ensayarla. La producción explica que hubo problemas de agenda al firmar el contrato.
