Simplemente María
La taekwondoín mexicana vive el clímax de su carrera en Beijing.
Hay suspenso en el tatami de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Beijing. El réferi detiene el conteo a dos segundos de la conclusión del combate. María Espinoza gana 3-1 a la noruega Nina Solheim. Hay silencio. La expectación es total. Y se retoma el conteo: dos, uno, cero... La mexicana es campeona olímpica. Estalla el júbilo. La propia María relata el momento. Vive el clímax de su carrera.
“Escuchaba a todos los mexicanos contar, y sentía que cada vez estaba más próxima de proclamarme medallista olímpica, ganadora de una presea de oro para mí, para mí país y, por supuesto, para toda mí familia”.
La taekwondoín luce radiante en su paso por la zona mixta. Sonríe como nunca antes lo había hecho, y acepta que siente ganas de soltar la lágrima de “puritita” felicidad, pero se aguanta. Siempre ha sido entrona, aguantadora, y ahora no puede ser la excepción. Ahora menos que nunca. Todavía siente que el cuero se le enchina.
“Hoy todo ha sido maravilloso. Subir al tatami y disfrutar cada combate. Vivir una final olímpica y ganarla. Ver a mi Bandera en lo más alto y, sobre todo, cantar el Himno Nacional”.
Antes de viajar a la sede de los Juegos Olímpicos de Beijing, María del Rosario Espinoza prometió enfrentar cada una de sus peleas como si fueran una final. Cumplió. “Traté de concentrarme, de disfrutar cada competencia. Lo dí todo con el corazón, con lucha y con garra. Entrené para ser campeona olímpica y aquí estoy, orgullosa porque esta victoria es fruto de un árduo trabajo de todo un equipo que integran mis compañeros, mis entrenadores y el cuerpo médico. A todos tengo que agradecer”.
En la conferencia de prensa que se ofrece después de la premiación María es la dueña del escenario. Se maneja con naturalidad. Pareciera que muy pronto comprendió cómo hacer frente a lo que está por venir cuando regrese al país.
“Habrá que festejar mucho, con compañeros, amigos y con la familia, que es mi principal inspiración, la que me da fuerza, la que me alienta a seguir, la que me impulsa a ir siempre adelante”.
Y para el final, deja un mensaje muy especial. Va dirigido a sus padres: Felícitas y Marcelino, también presentes en el lugar y momento históricos. También ellos se convierten ahora en figuras públicas. Son objeto de una demanda que les sorprende y hasta incomoda, pero que igual disfrutan al lado de María, convertida en una campeona panamericana, mundial y olímpica. ¡Qué más se podía pedir!
“Gracias, muchas gracias a mis padres por todo el apoyo que han brindado a mi carrera. No tengo para ellos otra cosa más que agradecimiento. Por eso, esta presea de oro es para ellos, para mi país, para todo Sinaloa, y para La Brecha”. Y allá va la medalla, desde China hasta La Brecha, en su natal Sinaloa.
Porra mexicana pone el ambiente
Idulio Islas invita las cervezas. Con los 200 yuanes que se sacó del pants alcanzó para 50. Guillermo Pérez canta El Rey abrazado de otros mexicanos que ni conoce, María Espinoza está peleando por su medalla de oro.
Son los tres seleccionados que vinieron a competir en tae kwon do a los Juegos Olímpicos. Los acompaña una porra de unos 100 mexicanos que han gritado, cantado y apoyado con todas las ganas por 12 horas.
Con matracas, banderas, sombreros de charro y una garganta envidiable la han pasado a pura cerveza y galletitas.
El repertorio de canciones es variadito En el bosque de la china, La Bamba, El Rey, El sinaloense, Cielito Lindo y México lindo y querido. Las han cantado más de 20 veces.
Parados arriba de las bancas en cada una de las cuatro peleas de María son los más fotografiados por el público. Sus ánimo retumba en el gimnasio de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Beijing: “Mochico Chayo”, “Si se puede”, “Vamos México” “Chayito linda”, “Oro, oro” y “Lo vamos a cantar, lo vamos a cantar”. En el primer round de la tercer pelea a un chino se le ocurre hacer señas para que la porra deje de gritar. De inmediato los mexicanos le contestan como ya saben: “El que no brinque es chino” y otras innombrables.
Es entonces cuando toda la seguridad del lugar rodea a la porra y en la tiendita de afuera dejan de vender cerveza. De cualquier modo ya llevan unas 400. Además no se intimidan por la seguridad china y siguen en lo suyo. Apoyando con todo el corazón.
Al final, un día redondo en todos los sentidos, con una soberbia fiesta en las gradas, nuevos amigos y la bandera mexicana de frente, como dos días atrás, en lo más alto.
Le prometen apoyos y hasta una casa
Y empiezan a llover los apoyos... Jesús Aguilar Padilla, Gobernador de Sinaloa, anunció ayer que su administración otorgará estímulos en especie y en efectivo a la medallista olímpica de tae kwon do, María del Rosario Espinoza.
Entrevistado luego de reunirse con los mandatarios priistas y la líder nacional de su partido, Beatriz Paredes, el Gobernador informó que una unidad deportiva llevará el nombre de la campeona olímpica en Beijing 2008. Tras hablar por teléfono con la deportista para felicitarla, Aguilar Padilla aseguró que su gobierno entregará diversos estímulos económicos y hasta una casa a la taekwondoín originaria de La Brecha, Guasave, Sinaloa.
“Hablé con María del Rosario Espinoza después de que ganó la medalla de oro, está muy contenta, le expresamos que Sinaloa está de fiesta y va a estar de manera permanente ahí en Guasave. “Vamos a imponerle su nombre a un polideportivo, ya lo habíamos acordado, y también le vamos a entregar apoyos de otra índole para estimularla y seguir fomentando el deporte. De hecho, ya se le dio una casa”, informó.