La niña peruana que nació con sirenomelia, malformación congénita debido a la cual sus piernas estaban unidas por una membrana como una cola de pez, acudió caminando a su primer día de clases en un centro pre-escolar de Lima, confirmaron ayer fuentes médicas.
Milagros Cerrón Arauco, que inició su etapa como estudiante, aunque aún acompañada por una enfermera, necesita interrelacionarse “con otros niños de su edad” para “estimular su desarrollo”, dijo Luis Rubio, jefe de los cirujanos que la atendieron desde que nació.
“La niña está a punto de cumplir cuatro años de edad, el avance psicomotriz que hemos conseguido con las psicólogas y el personal de estimulación temprana ha sido muy bueno”, remarcó el galeno de los Hospitales de la Solidaridad del Municipio de Lima.
Hace dos semanas la menor empezó a “avisar para hacer sus necesidades, sobre todo las intestinales”, pero utiliza pañales debido a que todavía no tiene control total, explicó el especialista.
En este sentido, Rubio manifestó que el equipo médico tiene previsto someter en diciembre próximo a Milagros a una operación para “conseguir un ángulo donde ella pueda manejar voluntariamente la micción”. Por ello, se han tomado imágenes internas, especialmente de sus riñones, para discutir el caso con colegas de España y Brasil y definir un plan para mover al menos tres centímetros el ano, los aparatos genitales externos y la uretra.
“En niños sirenas todo está ubicado más atrás” de lo normal, matizó.
Rubio también se mostró satisfecho por el desarrollo de la niña, que ahora baila ballet gracias a las operaciones para separarle las piernas y en las que le “salvaron” las rodillas y la cadera.