La sicoterapia de pareja es una opción para crear canales de comunicación.
Hablar es la mejor de las formas para encontrar solución a los problemas que se dan en un pareja, pero en ocasiones la comunicación no es un asunto fácil.
Hay que buscar los caminos para acercarse y entenderse, pues de lo contrario los conflictos pueden llegar un callejón sin salida y, en ocasiones, afectar la estabilidad emocional de los hijos.
La gente, por lo general, trata de hallar una salida sin ayuda externa, o en algunos casos recurriendo al consejo de amigos o familiares, sin tener en cuenta que la mejor de las soluciones se dan en la consulta a un especialista.
El sicólogo Eduardo Contreras Merino nos menciona, en este campo, que la sicoterapia de pareja es una opción para crear estos canales de comunicación.
Esta técnica científica, explica, ayuda a encontrar formas de resolución funcionales de los problemas de pareja.
Aclara que no siempre se puede seguir unidos, por eso, la sicoterapia, en casos en donde las problemáticas ya sean irresolubles y no existe deseo de continuar como pareja, “puede ayudar a finalizar la relación de forma amistosa, sobre todo si la pareja ya ha tenido hijos, para afectarlos lo menos posible”.
Comenta que se dan situaciones complejas, todo depende del escenario en que se muevan hombre y mujer. Contreras Merino, integrante de Psicología y Educación Integral, nos dice que cuando se tienen hijos, “hay que tener más cuidado en lo que respecta al manejo de los conflictos, ya que los niños son muy receptivos con este tipo de situaciones”.
Cuando la relación de pareja atraviesa por un periodo de conflicto, los niños puede manifestar una serie de problemas sicológicos tales como: enuresis, cuando los niños se orinan en la cama, de conducta como la agresividad o de aprendizaje, entre otros.
Igualmente, agrega, llegan a tener fantasías, con las cuales intentan explicar la razón por la que los padres pelean y discuten.
Muchas veces se culpan pensando que el motivo de la pelea es que el niño esta haciendo algo malo, o está portándose mal. Esto, a la larga, puede atraerle una serie de problemas en la confianza que va desarrollando en sí mismo.
Se pueden dar casos de niños muy tímidos, fácilmente manipulables ante los demás, en su búsqueda de aceptación.
