Scarlett y Natalie son hermanas en la cinta de Wajda. (EFE)
EFE
Berlín, Alemania.- Las actrices Natalie Portman y Scarlett Johansson, que deslumbraron ayer en la Berlinale por su belleza y simpatía, coincidieron en que sólo son rivales en la pantalla, donde encarnan a las hermanas Bolena en The Other Boleyn Girl pero que en realidad existe una “competencia sana” entre ellas.
Sonrientes, negaron que el enfrentamiento entre sus personajes, Ana y Mary, por el favor de Enrique VIII, se haya trasladado a la vida real ya que ambas se admiraban “profundamente” antes de filmar.
“Yo me uní al proyecto al saber que Natalie trabajaría en la película”, aseguró Johansson, quien disimuló sus elogiadas curvas bajo un vaporoso vestido negro y leotardos del mismo color.
“Durante el rodaje nos pasábamos el tiempo disculpándonos la una con la otra por lo que Ana y Mary se hacían entre sí”, explicó.
Afirmó que los fastuosos vestidos que tanto ella como su compañera lucen en la película eran “personajes en sí mismos” aunque admitió que no era muy agradable que “te encorsetaran” a las seis y media de la mañana, tras desayunar “un sandwich de bacon”.
Portman, con un corto vestido de color beige y subida en unos altísimo tacones, afirmó que los trajes les facilitaron la tarea de crear sus personajes. “Esa constricción nos permitía asumir mejor las restricciones a las que se sometía en esa época a las mujeres”, coincidió una rubísima Johansson.
“Ellas se rebelan a ser utilizadas como instrumentos en las luchas entre los hombres, que toman decisiones en su nombre”, añadió Portman, vieja conocida de la Berlinale, donde presentó “V de Vendetta” de James McTeigue en 2006.
Con chaqueta de cuero y muy buen humor, compareció el tercero en discordia en la película, el australiano Eric Bana, que encarna al controvertido monarca y que se ganó a la prensa alemana chapurreando unas palabras de ese idioma.
Bromeó diciendo que lo más difícil de su papel fue “portarse mal” con sus “encantadoras” compañeras y aseguró que para enfrentar a un personaje “tan juzgado” por la historia, es esencial “ahorrarse los juicios morales” e intentar transmitir “su humanidad”.
Portman afirmó que su papel como Ana Bolena es “uno de los más difíciles” de su carrera mientras que para Johansson el desafío estribó en no ofrecer una imagen “monocorde” de Mary.
“En la película no hay buena y mala. No es un cómic”, afirmó Johannson quien describió el rodaje como “muy emocional” ya que a Mary, le pasaban “cosas absolutamente terribles cada día”.
“A mí me va el poder del amor, baby”, respondió Johansson, sobre qué elegiría, entre poder y amor, de presentársele esa tesitura.
Indicó que le crea “ansiedad y miedo” sentirse “sometida” a la vigilancia de la prensa aunque aseguró que no abandonaría su trabajo por la presión y que intenta separar su vida privada del “circo mediático”. “Aunque estoy segura de que sois todos personas encantadoras”, añadió, ante una sala abarrotada de periodistas.
Portman afirmó que la prensa actual se parece mucho a la Corte de Enrique VIII, en cuanto a “cotilleos, intrigas y rumores”.
La actriz confirmó que está trabajando en su ópera prima como directora, de la que no dio más detalles, aunque la película se encuentra aún en “fase previa” por la huelga de guionistas.
Llueven críticas a la Berlinale
“Una competición aburrida”, salpicada de “malogradas tragedias y thrillers amorfos”, un déficit de audacia y de nuevos talentos, cineastas confirmados faltos de inspiración... la 58º edición de la Berlinale, que el sábado entregará el Oso de Oro, ha recogido críticas severas.
“Aburrida, poco excitante”, la competición, orquestada por séptima vez por Dieter Kosslick como director artístico, ha decepcionado a la mayoría de la crítica y de los periodistas, cuyo humor ha sido “mucho menos clemente que la meteorología”, casi primaveral en Berlín, estima la revista Variety.
Sobre el papel, el programa era sin embargo “el más alentador de los últimos años, pero pocas de las películas” suscitaron finalmente apenas entusiasmo ni fueron “innovadoras”, según la publicación.
“A esta Berlinale le falta cruelmente pasión, audacia, arrebatos de locura, riesgos!”, lamenta Nicolas Crousse, crítico del diario belga Le Soir. “Le falta terriblemente personalidades como Herzog, Cimino o Eustache, de quienes se adoran o se detestan los filmes”, explica.
Desde su proyección, al día siguiente de la apertura del festival el 7 de febrero, There Will Be Blood (Pozos de ambición), del estadounidense Paul Thomas Anderson, con Danel Day-Lewis (nominado a un Óscar por este papel), se ha mantenido como favorita entre las críticas de la prensa.
“Para emplear una fórmula generosa, la competición ha sido muy regular, excepto There Will be Blood”, defendió el diario Tagesspiegel.
“Una vez más, el comité de selección ha puesto el acento sobre las figuras bellas, sin prestar la atención necesaria a las calidades estéticas y narrativas”, acusó el diario berlinés.
Pero el jurado, ¿decidirá recompensar la ambiciosa obra de Anderson, en la que Day-Lewis actúa como un duro magnate del petróleo, teniendo en cuenta que ya ha sido unánimemente aplaudida con ocho nominaciones a los Oscares, premios en los Golden Globe estadounidenses o en los Bafta británicos?
Por este motivo, no se excluye que el jurado se decante por un filme menos conocido, como el poético Lake Tahoe, del mexicano Fernando Eimbcke, o el alemán Cherry Blossoms-Hanami, de Doris Dorrie, que conmovieron al público.
“La Berlinale arrancó con belleza con el documental de Martin Scorsese sobre los Rolling Stones, pero después de varios días, emergió un consenso: las cintas en competición proyectadas corren el riesgo de ser eclipsadas por las que ya salieron al mercado”, según la revista Screen.
Sin embargo, Happy-go-Lucky, del británico Mike Leigh, un afable retrato de una mujer optimista, ha agradado casi tanto como There Will be Blood.
“En una selección basada en tragedias malogradas y thrillers amorfos, el filme de Leigh constituye una turbulenta y feliz excepción”, opina el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung.
“La Berlinale, ¿ha envejecido de repente?”, se interroga por su parte Hollywood Reporter, citando la edad de los cineastas veteranos seleccionados: Amos Kollek (61 años), Mike Leigh (64), Yoji Yamada (76), Andrzej Wajda (81)...
Elegir además a Costa-Gavras, de 75 años, como presidente del jurado, responde más bien a una decisión reverente que a un gesto osado y determinante, según la revista.
Esta edición ha sufrido además la baja de dos miembros del comité, la danesa Susanne Bier y la francesa Sandrine Bonnaire, que no fueron remplazadas.
Otro revés: la actriz francesa Jeanne Moreau, una gran asidua de la Berlinale desde 1950, no asistió a un homenaje organizado el pasado martes en ocasión de su 80 aniversario.
La reputada artista permaneció en la habitación de su hotel tras un debate en la embajada francesa con el israelí Amos Gitai, quien la dirigió en “Plus tard, tu comprendras”, proyectada fuera de concurso