En los 79 penales de Perú hay actualmente 43 mil 137 internos, 55 por ciento de los cuales permanecen recluidos sin haber sido todavía sentenciados o sus procesos resueltos. (Archivo)
La sobrepoblación en las cárceles llega a un nivel tan elevado que existe el temor de que se produzcan fugas masivas o motines.
Los penales peruanos, con una saturación de entre 200 y 432 por ciento, se han convertido en “bombas de tiempo” a punto de explotar, por lo que la solución es construir más cárceles o dejar en manos privadas su mantenimiento.
Fuentes consultadas alertaron que la sobrepoblación en las cárceles peruanas llega a un nivel tan elevado que existe el temor de que se produzcan fugas masivas o motines.
El Estado peruano tiene previsto construir 15 nuevas cárceles como parte del Programa de Desarrollo de Infraestructura Penitenciaria 2008-2017.
En forma paralela y frente a un posible desbordamiento de la situación, el Gobierno tiene previsto aplicar una política de indultos a quienes hayan observado buen comportamiento, derecho de gracia y conmutación de penas para desactivar la crisis penitenciaria.
La ministra de Justicia, Rosario Fernández, admitió que esas medidas serán aplicadas con el fin de reducir el hacinamiento existente en los penales del país.
En los 79 penales de Perú hay actualmente 43 mil 137 internos, 55 por ciento de los cuales permanecen recluidos sin haber sido todavía sentenciados o sus procesos resueltos.
Las principales causas del hacinamiento son la demora en los juicios y en el dictamen de sentencias, el excesivo uso de órdenes de detención para reos que delinquen por primera vez y la lentitud para resolver las solicitudes de beneficios penitenciarios.
Los establecimientos penitenciarios sólo tienen capacidad para albergar a un total de 22 mil 589 presos, pero algunos penales tienen un elevado nivel de hacinamiento, como el penal femenino de Santa Mónica, que está al 433 por ciento de su capacidad.
A pesar de que la cárcel de Santa Mónica sólo puede albergar a unas dos mil mujeres, esta cifra se eleva cuatro veces más, en tanto que el penal de El Callao está al 362.59 por ciento de su capacidad y el de San Pedro a 219.29 por ciento.
Familiares de algunos presos indicaron que los detenidos viven en paupérrimas condiciones; algunos comen sólo sobras, mientras otros duermen en el piso y las agresiones entre ellos son constantes.
El penal considerado más peligroso es el de Lurigancho, controlado por un “taita” o jefe al que deben pagarle determinadas sumas de dinero cada mes a cambio de protección, o para que los presos tengan derecho a dormir en colchones o a desplazarse por diversas áreas.
La corrupción en los centros penitenciarios ha llegado hasta las autoridades, que reciben su tajada todos los días de visita, relató Juana Reyes, una limeña cuyo hermano está preso y quien afirmó que las personas que visitan a sus familiares pasan por un calvario.
Los presos están constantemente expuestos al hacinamiento, motines, reyertas y el índice de reincorporación a la sociedad es bajo, al tiempo que se incrementan en los penales enfermedades como la tuberculosis, las infecciones de transmisión sexual y el Sida.
El Ministerio de Justicia de Perú tiene previsto incrementar la actual infraestructura penitenciaria, la cual tiene capacidad para albergar a un total de 22 mil 589 personas, pero soporta a 43 mil 317 internos.
Hacinamiento
Los establecimientos penitenciarios de Perú sólo tienen capacidad para albergar a un total de 22 mil 589 presos.
Algunos penales tienen un elevado nivel de hacinamiento, como el penal femenino de Santa Mónica, que está al 433 por ciento de su capacidad.
La cárcel de Santa Mónica sólo puede albergar a unas dos mil mujeres, esta cifra se eleva cuatro veces más.
El penal de El Callao está al 362.59 por ciento de su capacidad y el de San Pedro a 219.29 por ciento.
Las principales causas del hacinamiento son la demora en los juicios y en el dictamen de sentencias.
