El crucero de lujo MS Náutica, de bandera estadounidense, logró escapar a un ataque de piratas cuando pasaba por el Golfo de Adén en Somalia. (AP)
Temen que los piratas que operan frente a las costas de Somalia, se aventuren pronto a asaltar algún crucero de lujo con centenares de pasajeros adinerados y pidan rescates enormes.
Las aseguradoras marítimas temen que los piratas que operan frente a las costas de Somalia, envalentonados por su exitosa captura de numerosos cargueros, se aventuren pronto a asaltar algún crucero de lujo con centenares de pasajeros adinerados y pidan rescates enormes.
Todavía no ha ocurrido, pero el reciente ataque fallido contra el crucero de lujo MS Náutica, de bandera estadounidense, ha demostrado que la amenaza es real. Eso plantea interrogantes acerca de qué impacto tendrá la piratería en los costos de seguros navieros para cruceros.
“Ignoro a dónde irán a parar las tasas (de seguros), pero estoy seguro que no bajarán”, dijo Rich DeSimone, presidente de la aseguradora Travelers Ocean Marine, en declaraciones por teléfono desde Nueva York.
Tanto DeSimone como otros corredores de seguros dudan que los costos de los pasajes para viajar en cruceros vayan a aumentar debido a un aumento de las primas de seguros.
Ian Crowder, vocero de la empresa AA Travel Insurance, dijo que su esperanza es que las empresas de cruceros eviten las aguas plagadas de bandidos.
“Puesto que las empresas navieras no están dispuestas a jugar a la ruleta rusa con sus pasajeros... no esperamos que aumenten las primas de seguros”, dijo Crowder.
El portavoz dijo que aunque los seguros de viaje no cubren el pago de rescates, los seguros de su compañía cubrirían costos como gastos médicos y repatriación, cuando alguno de los pasajeros sea herido o sufra un ataque cardíaco al ser tomado como rehén.
Tanto AA como la aseguradora Sainsbury Travel Insurance señalaron que sus pólizas no cubren gastos de personas que viajan hacia sitios que la secretaría de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña recomienda evitar. Por cierto, esa secretaría ha aconsejado descartar toda excursión a Somalia y pide a los marinos “mantener un alto nivel de vigilancia y ejercer una gran precaución cuando se acerquen a las aguas costeras de Somalia”.
Aunque los buques de excursión han sido objeto de actos de terrorismo en el pasado, como ocurrió con el secuestro del crucero italiano Achille Lauro en 1985, no se han registrado incidentes en los que centenares de pasajeros hayan sido mantenidos en cautiverio para lograr el pago de un rescate.
Un corredor de seguros de la prestigiosa firma Lloyds de Londres, que pidió no ser identificado pues la situación sigue siendo confusa, dijo que “nadie sabe cómo responder eso. Se trata de una situación peligrosa”.
EN MEJOR POSICIÓN
En conjunto, los cruceros de lujo parecen estar en mejor posición que los cargueros cuando se trata de enfrentar piratas. Además de ser más veloces, tienen cascos muy altos. Eso dificulta a los bandidos uno de sus abordajes favoritos: lanzar garfios por los lados y trepar hasta cubierta.
En el ataque al Náutica, los piratas que se desplazaban en dos pequeñas lanchas rápidas hicieron disparos contra el buque, de unos 180 metros de largo, cuando navegaba por el Golfo de Adén. El capitán del Náutica aceleró la marcha y logró alejarse de los piratas.
Con muchos sitios en el Mediterráneo y en el Caribe disponibles para los turistas, los cruceros de lujo no tienen por qué incursionar en aguas peligrosas, pero muchos pasajeros suelen reservar boletos con varios meses de anticipación, y algunas compañías ya han establecido itinerarios para atravesar el Golfo de Adén.
Brad Ball, vocero de Silversea Cruises, dijo que su empresa, que organiza excursiones marítimas, “ha adoptado una actitud de expectativa” antes de adoptar nuevas medidas. De todas maneras, no se han hecho cambios en los itinerarios hasta ahora.
Por otra parte, los pasajeros pueden comprar pólizas de seguros en caso de que decidan incursionar por aguas infestadas de piratas.
Christos Stoforopoulos, dueño de la empresa naviera Epirotiki Shipping, dijo que los costos de seguros contra piratas para navegar a través del Golfo de Adén oscilan entre 15 mil y 50 mil dólares. Los costos para los cruceros seguramente son más altos.
Stoforopoulos añadió que cualquier incremento en los costos de seguros de los cruceros de lujo puede ser atemperado por el hecho de que los capitanes de esas embarcaciones parecen poder escapar del acoso de los piratas.
“Los cruceros pueden evadir a los piratas con más rapidez y eso atenuará los costos de los seguros”, señaló Stoforopoulos. “Tal vez haya un pequeño añadido en materia de costos, pero no creo que sea de importancia”.
‘Capitán, no hay problemas, sólo queremos dinero’
Durante más de dos meses, los piratas somalíes de un carguero griego y sus rehenes jugaron a las cartas, pescaron bajo un sol ardiente e intercambiaron relatos de sus experiencias. Inclusive, los piratas le ofrecieron en una ocasión a uno de sus cautivos que se sumara a sus filas.
“Por supuesto, les respondí que no”, dijo Edmundo Capatar, de 32 años, tripulante del carguero griego Centauri, luego que la embarcación atracó en el puerto keniano de Mombasa. “Todos los días me despertaba rezando para que me devolvieran la libertad”.
De todas formas, “aprendí un poco de somalí”, dijo Capatar. “Hablé un poco con algunos de (los piratas). Uno de ellos me contó que toda su familia murió en la guerra y fue por eso que se hizo pirata”.
El Centauri, con una tripulación exclusivamente filipina, fue uno de 40 buques capturados este año por piratas somalíes. Más de 300 marineros continúan en cautiverio, entre ellos los tripulantes de un supertanquero saudí, que tiene en sus bodegas crudo por un valor aproximado a 100 millones de dólares y una embarcación ucraniana repleta de tanques y de armas pequeñas.
La noche del 17 de septiembre, un vigilante a bordo del Centauri observó que se acercaba una pequeña embarcación e hizo sonar la alarma.
El capitán del Centauri intentó alejarse de la embarcación, pero no pudo, pues transportaba un gran cargamento de sal, que le impedía ganar velocidad. Cinco minutos después, dos lanchas que transportaban piratas armados de rifles y lanzacohetes, treparon al Centauri usando escaleras improvisadas, como en las mejores épocas de la piratería.
Los piratas hicieron disparos de advertencia -uno de ellos dejó un limpio orificio en el casco de acero del Centauri- y luego irrumpieron en el puente del barco, agitando sus rifles.
“Ellos me gritaban ‘Capitán, no hay problemas, sólo queremos dinero’”, recordó el capitán del Centauri, Renato Tanada.
“Cuando descubrieron que éramos filipinos, nos dijeron ‘filipinos y somalíes... ¡amigos!’” añadió el tripulante Alvin Genonangan, lanzando una carcajada.
Los piratas no permitieron a los tripulantes que llamaran a sus familias por teléfono celular, por temor a que las llamadas fueran rastreadas, pero los trataron bien, dijeron los marineros.
Permitieron que fueran embarcados chivos vivos para alimentar a la tripulación, compartieron sus comidas con los rehenes y los alentaron a trabajar, pescar y hornear pan, a fin de que se mantuvieran ocupados y no se les ocurriera amotinarse.
Tanada dijo que los piratas eran jóvenes en su mayoría, de 25 años de edad como promedio. Al principio, mantenían una vigilancia estrecha sobre sus cautivos, pero luego la disciplina se fue relajando.
Por ejemplo, los rehenes descubrieron que los piratas jugaban a las cartas de manera similar a los filipinos. Por lo tanto, establecieron reglas haciendo señales con las manos y empezaron a jugar.
Tanada dijo que no participó en las negociaciones y que se le permitió hablar por teléfono una sola vez: para establecer la identidad de aquellos que se atribuían su captura.
Finalmente, a mediados de noviembre, varios piratas hablaron con Tanada, o al menos se comunicaron por señas, y le dijeron que en tres días quedaría libre. No hubo mención de ningún pago de rescate.
“Por lo tanto, le dije a la tripulación, ‘Volvemos a casa’”, indicó.
El 27 de noviembre, las turbinas del Centauri volvieron a funcionar y el capitán enfiló rumbo a Mombasa. Atrás quedaban otros dos buques cautivos.
Apoya a piratas vasta red internacional
Ahmed Dahir Suleyman se muestra evasivo cuando habla sobre la red internacional que ayuda a los piratas que operan frente a las costas de Somalía.
“Tenemos negociadores, traductores y agentes en muchos sectores... digamos, en todo el mundo”, declaró Suleyman en la ciudad portuaria de Eyl, donde están anclados numerosos barcos secuestrados.
“Esta gente nos ayuda a cobrar los rescates y a encontrar la gente con la que debemos negociar”, dijo el pirata. Antes de cortar la llamada a un teléfono celular, afirmó: “No puede preguntar más acerca de nuestros secretos”.
El enorme aumento en los actos de piratería en aguas frente a las costas de África registrado este año es posible en parte por una vasta red internacional formada mayormente por expatriados somalíes que aportan fondos, equipo e información a cambio de una tajada de los rescates, según funcionarios, investigadores y algunos miembros de esa red. Con la ayuda de esta gente, los piratas somalíes han cobrado al menos 30 millones de dólares en rescates este año.
“La diáspora somalí de todo el mundo se dedica ahora a este negocio”, manifestó Michael Weinstein, experto en Somalia de la Universidad de Purdue, de Indiana, Estados Unidos. Dijo que funciona “como una empresa en la que uno compra acciones, por así decirlo y se lleva un porcentaje del rescate”.
Weinstein expresó que en sus entrevistas con personas que han participado en las negociaciones y con somalíes comprobó que el fenómeno de la piratería llegó incluso a Canadá, donde viven 200 mil somalíes.
John S. Burnett, autor inglés que trabaja en un libro sobre los secuestros de barcos en la costa de Somalía, sostuvo que no hay dudas de que los piratas somalíes son parte de “una organización delictiva internacional”. Indicó que sus fuentes, incluidas personas involucradas en la negociación y el pago de rescates, reveló que el dinero llega a veces a Canadá y varias capitales europeas.
“Lugares como Eyl reciben sólo una parte de los millones obtenidos en los rescates. La diáspora somalí es enorme”, expresó.
El jeque Qasim Ibrahim Nur, director de seguridad del Ministerio del Interior y Seguridad Nacional de Somalia, dijo que hay indicios de que expatriados de Kenia y los Emiratos Árabes Unidos son componentes importantes de estas redes, pero declinó dar más detalles. Agregó que “no hay dudas” de que los piratas tienen apoyo fuera de Somalia.
Los piratas admiten que usan asistencia del exterior.
“Lo único que puedo decirles es que tenemos gente en Nairobi, en Djibouti, en Dubai y muchos otros países”, declaró Gamase Hassan Said, un pirata que habló por teléfono desde Eyl.
Aden Yusuf, otro pirata de Eyl, dijo que personas que viven en Dubai, Nairobi, Djibouti y otros países ayudan con equipo sofisticado, como máquinas para contar dinero, a cambio de un porcentaje de las ganancias.