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SOS Gobernador

No hagas cosas buenas...

Enrique Irazoqui

En los últimos días, estudios han comprobado que el gobernador del Estado de Coahuila, profesor Humberto Moreira es uno de los mejores gobernadores evaluados en su desempeño. Esto por supuesto que da pie a cualquier cantidad de comentarios y opiniones, pero los estudios al fin están hechos con bases metodológicas que pueden soportar la crítica. En otras palabras, en el contexto general de todo Coahuila, Moreira es bien aceptado y calificado por la mayoría de los coahuilenses seguramente y en gran medida por su trabajo y también por su desempeño mediático.

Sin embargo, sin contar con los elementos de la solidez de las encuestas que encumbran al profesor, no es descabellado decir que particularmente en Torreón sus notas no pueden ser las mismas (en el resto de la Comarca Lagunera de Coahuila, la posición es igual de elevada que el resto del estado).

El perenne pleito con la Administración municipal definitivamente que desgasta la percepción de los ciudadanos torreonenses, que ven cómo sus autoridades tanto estatales como municipales pelean por el poder y las formas, mientras que el daño se lo infligen directamente al pueblo, por lo que la resulta es el descontento hacia ambos lados.

Lo agrio de las diferencias, son mucho más allá de que hayan alcanzado sus puestos por diferentes partidos políticos, tiene mucho más qué ver con una antipatía personal. El origen tanto del titular del ejecutivo estatal como del edil torreonense los hace diametralmente disímbolos. Lo dicharachero y netamente callejero carácter del señor gobernador contrasta con el de niño bien del presidente municipal, que durante toda su vida –eso sí- se ha dedicado al trabajo y estudio, quizá por ello asoma una falta de picardía que a Moreira le sobra, y de la cual ha abusado en sus diatribas contra el alcalde de la centenaria ciudad de Torreón, que han rayado en lo grosero.

No tiene caso citar los ejemplos de meses pasados de la larga lista de agravios y desavenencias, pero hoy nuevamente aparece uno más que debe ponérsele remedio, por que está tocando la fibra hoy más sensible: la seguridad.

Nuevamente y de manera frontal y abierta, una nueva trinchera aparece en el conflicto, en esta ocasión, el secretario de Seguridad Pública del estado, colisiona con José Ángel Pérez por las aportaciones que están detenidas para el fideicomiso de seguridad pública.

El fondo de la discusión se señala con el destino que se le quiere dar a los recursos; ya que mientras el Estado tiene la postura de peso por peso, y que los recursos se destinen a inversiones de equipamiento, Pérez destina parte de esos recursos al gasto corriente de la Policía municipal.

Todo eso es comprensible y razonable, lo que no es creíble es que un pleito entre personas, ahora entre el secretario Destenave y el alcalde, toque ya el rubro de la seguridad pública: “el lunes, él (Pérez Hernández) se negó a recibir una persona que es representante del Consejo de Seguridad Pública y finalmente yo creo que no vale la pena volverme a reunir con él porque no respeta los acuerdos”, estas declaraciones fueron hechas por Destanave a raíz de las que hizo el edil de que no lo había recibido en Saltillo.

El día de ayer, voces de la comunidad conminaban a las partes a la cordura, mientras Eduardo Sánchez Arriaga, funcionario de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado y director operativo de C4 aseguró que al Gobierno del Estado le urge meterle lana al fideicomiso por la crisis.

No hay que ser muy agudos para reconocer la tozudez de José Ángel Pérez, que lo lleva a poner en riesgo parcialmente la seguridad pública, pero la postura de Destenave es vergonzosa. Con mayor o menor responsabilidad, la labor del secretario deja mucho qué desear, y no es correcto que jerárquicamente, un empleado del gobernador Moreira, desaire y trate de esa forma a una autoridad cuyo mandato ha sido conferido por el pueblo: mucho ojo en ello.

Por eso un SOS a Moreira, él tiene la manera si decide sobrellevar su relación con el alcalde de Torreón, de destrabar el problema, pero que considere el profesor que lo que está en riesgo es la seguridad pública; de este tamaño el problema, que lo tiene en sus manos resolver en cuanto a las aportaciones al fideicomiso. Esperemos que en alguien quepa la cordura.

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