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¡Soy sobrino decimoséptimo de Moctezuma Xocoyotzin!

El comentario de hoy

Francisco Amparán

Es cuestión de simples matemáticas: todos tenemos cuatro abuelos, ocho bisabuelos, dieciséis tatarabuelos y treinta y dos tátara tatarabuelos. Y si le seguimos otras ocho o diez generaciones, resulta que nuestros ancestros suman millares. Y si cada uno de nosotros tiene miles de antepasados, resulta obvio que algunos de ellos lo son en común, se traslapan. Esto es, que usted y yo, amigo lector, tenemos a un pariente que es de los dos, que llegó a Nueva España en el siglo XVII, y que nos relaciona lo suficiente como para que tengamos algo de ADN parecidón, pero no lo suficiente como para que me pida dinero prestado.

Ese tipo de relaciones remotas no ocurre sólo a través de la sangre. Una de las primeras películas estelarizadas por el carismático Will Smith se titula “Seis grados de separación”. La premisa del filme es que todos los seres humanos que deambulamos por este planeta estamos relacionados, de alguna manera, por cuando mucho seis conexiones de distancia. Por ejemplo, mi relación con Vladimir Putin (1) podría ser que éste usa tangas hechas en Yucatán (2) procedentes de una fábrica cuyo propietario (3) es hermano del dueño de la granja (4) donde se cultivan las especias para elaborar la cochinita pibil (5) que yo devoraré gustosamente en el Tío Taco (6). Algo así.

Volviendo a lo genético, y para que vean cómo pueden rebotar los cromosomas, la semana pasada una asociación que escarba archivos y hace árboles genealógicos frondosos y tupidos, dio a conocer lo que había descubierto sobre los ancestros de los precandidados a la presidencia de los Estados Unidos. Y los resultados fueron entre sorprendentes y chocarreros.

Así, resulta que Barak Obama viene siendo pariente remoto de los Bush (sí, de los presidentes), de otros primeros mandatarios como Johnson y Madison, y hasta de Winston Churchill. Como cereza en el pastel, resulta que el buen Barak es primo noveno del güerísimo actor Brad Pitt, por llevar en las venas algo de la sangre de un tal Edwin Hickman, quien falleció en Virginia en 1769.

De la misma manera, Hillary Clinton, quien tiene raíces francocanadienses, viene siendo prima lejana de las cantantes Madonna, Celine Dion y Alanis Morrissette… aunque afortunadamente no le ha dado por probar esa parte del paquete genético. Por otro lado, Hilaria también tiene parentesco con Camila Parker-Bowles, la flamante y espantosa cónyuge del Príncipe de Gales. Y además, está emparentada con el escritor Jack Kerouac, el mariguano más famoso de hace cuarenta y cinco años. Y para acabar de fruncir lo arrugado, Hillary resultó prima lejana de ¡Angelina Jolie!, la pareja del señor Pitt.

Así pues, anímese amigo lector. Seguramente por sus venas corre sangre azul. Vaya uno a saber de qué aristócrata pirata y rapaz. Pero sin duda todos tenemos algo de nobles. Digo, si los mencionados lo tienen…

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