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Sublime noche de polifonías barrocas

Horacio Franco y Santiago Álvares encantaron al público lagunero con sus interpretaciones de la ‘Onda Barroca’. (Fotografía de Érick Sotomayor)

Horacio Franco y Santiago Álvares encantaron al público lagunero con sus interpretaciones de la ‘Onda Barroca’. (Fotografía de Érick Sotomayor)

Niria Ramos Marín El Siglo de Torreón

Inmersos en un ambiente casi surrealista y medieval, la noche del miércoles el virtuoso flautista Horacio Franco acompañado por el mágico clavecín de Santiago Álvarez, regalaron al público lagunero una sublime presentación realizada en la parroquia de San Pedro Apóstol, dentro del marco del Festival Artístico Coahuila 2008.

El programa incluyó la Sonata Quarta para Flauta y Continuo, de Johann Heinrich Schmelzer, que fue ejecutada con maestría seguida de la bellísima Sonata No.4 para Flauta y Continuo de Arcangello Corelli, compuesta por Adagio, Allegro (Fuga), Vivace, Adagio y Allegro, con la cual los ejecutantes arrancaron el primer fuerte aplauso del público.

Entre obra y obra, Horacio Franco contactaba con el público y comentaba sobre la obra a interpretar así como del autor, siguiendo con el conocido Concierto en La menor para Flauta de Vivaldi con sus rítmicos Allegro, Adagio, Allegro.

Después de las tres primeras obras, llegó uno de los momentos más especiales de la noche, que fue cuando Santiago Álvarez ejecutó con gran técnica y sensibilidad la Obra para Clave Solo de Johann Sebastián Bach con la que otorgó al público la mágica sensación de un ambiente antiguo como de un concierto de los que se ofrecían en los salones de la corte inglesa del Siglo XVI: “Éste es un clavecín que acaba de regresar a México hace seis meses y ésta es la primera vez que se toca en un concierto”, explicó Álvarez.

Luego, Franco regresó y tomó su flauta para tocar la esperada Sonata en fa menor de Telemann, compuesta de cuatro movimientos “Es del Siglo XVII, son varias voces haciendo una polifonía”, dijo el flautista y añadió que en las épocas de estas obras la mayoría se escribían a muchas voces pues ése era el estilo.

Al llegar al Preludio de Bach con flauta sola, Franco desplegó toda su exquisita técnica, logrando una brillante interpretación de esta conocida obra seguida de la Sonata conocida como Cú-Cú, explicó Franco: “Esta imita los sonidos de la naturaleza”, con lo cual Franco es capaz de recrear el momento en el que al humano le llega la inspiración de golpe, cerrando con las Variaciones sobre la Follia.

Y este programa se llamó con justa razón “Onda Barroca”, pues armonía fue la palabra que rebasó los oídos, lo cual el público agradeció poniéndose de pie al final y aplaudiendo a los artistas, que regresaron para tocar la Sonata para Oboe como encore.

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