Sufre azul, sufre...
Por segunda ocasión consecutiva Cruz Azul se quedó a un paso de obtener su noveno título, al ser superado por los Diablos Rojos de Toluca. En los momentos finales se impuso la veteranía de Cristante en la portería sobre Alejandro Vela, que le salió lo novato. Y ya sumarán 12 años sin levantar la Copa y un solo título en 29.
Cruz Azul salió a partirse el alma en el Nemesio Díez, y después de darle la espalda a su afición al no vender un solo boleto en las taquillas del Estadio Azul y luego de haber salido a echar la “cascarita” en el partido de ida, era lo menos que podía hacer. A base de lucha y una dudosa decisión arbitral consiguió el empate que obligó a los tiempos extras y finalmente a los penales.
Sin culpables
Injusto sería señalar como culpable de la derrota al celeste Alejandro Vela. Como dijo Maradona, “los penales sólo los fallan quienes los tiran” y es de reconocer el valor que ninguno otro tuvo para pararse en el manchón penal y decidirlo todo.
Él que era considerado como una gran promesa hace cuatro años con Chivas, llegó en este torneo a Cruz Azul y apenas jugó cinco juegos como titular y sólo completó uno. Benjamín Galindo le tuvo confianza para la final y consiguió el primer gol de la Máquina que los metió de lleno en la pelea.
Arbitraje mal, su designación peor
Si el árbitro Roberto García tuvo una pésima actuación en la final, peor fue la de los directivos del Comité de Árbitros que lo eligieron para dirigirla, desde su designación se anticipó que tendría problemas y así fue. Después de la fuerte polémica que se armó en torno a su arbitraje en el juego de semifinales entre Potros y Cementeros cómo fue posible que lo pusieran a pitar la final.
Las figuras
Hernán Cristante fue la figura de esta liguilla al llevar a los Diablos a su noveno título, Hernán sacó el colmillo en los penales y en cada cobro se adelantaba uno o dos pasos de la línea de meta para tener más posibilidades de atajar ante la complacencia del árbitro.
César Villaluz fue el dínamo que llevó a la Máquina hasta la final y en el juego de vuelta dio un gran partido hasta que recibió una artera entrada por parte de Cruzalta, meritoria de cárcel, que lo mandó directo al hospital.
