Granada y Peregrina son dos de los temas que interpretará el tenor español. (Fotografías de Agencia Reforma)
El tenor Plácido Domingo no acaba por decidir cuál será el programa que ofrecerá en Yucatán.
El tenor Plácido Domingo sufre y se tortura pensando en elegir el mejor programa musical para el Concierto de las Mil Columnas, que dará el 4 de octubre en la zona arqueológica de Chichén Itzá, pues desea ofrecer un tributo a México, aseguró Eugene Kohn, el director que ese día estará al frente de la Sinfónica de Yucatán.
Entrevistado después del primer ensayo en Mérida, el neoyorquino adelantó que ya está amarrada buena parte del programa, en la cual habrá temas como Granada y Peregrina.
“Aquí, en Mérida, cantaron los padres de Plácido hace años, por eso él tiene tantas ganas y conexión con esta ciudad. Aprecia tanto sus momentos de actuar en su amado México que demoró un poco en tener los temas, porque quería que fuera un programa perfecto.
“Quiere que en el momento de cantar pueda confiar en su instinto y emoción, se tortura un poco en hacer la elección del programa, hay unos cuatro temas flotando, porque quiere saber cómo se siente cerca del evento”, dijo Kohn.
Sin embargo, adelantó que en su mayoría serán temas de ópera accesibles al público, romances de zarzuela, canciones populares de Broadway y una que otra de compositores mexicanos, pues Armando Manzanero será su invitado especial.
“Plácido está con muchas ganas, me llamó el martes para desearme suerte con los primeros ensayos en Yucatán, con él estaré en dos semanas, haremos algunas cosas a piano y ya a finales de septiembre vendremos todos a ensayar con orquesta y a las pruebas de sonido”, detalló.
Participar al lado del tenor español resulta simplemente espectacular para Kohn y un gran logro en su trayectoria, pues el escenario estará justo a los pies de la pirámide de Kukulcán, que recientemente fue valorada por una iniciativa privada como una de las siete nuevas maravillas del mundo.
“Para mi carrera es una cosa muy importante, por primera vez estaré en un sitio arqueológico de tanto valor histórico en la formación de la civilización; encontrarlo con la música en su forma más elevada, que es la voz de Plácido, en una reunión increíble de talento, de naturaleza y del público, que acudirá de todo el mundo, es un honor”, expresó Kohn, en entrevista.
Auguró que la mayor dificultad serían las condiciones climáticas, pero confió en que no tengan ningún inconveniente.
TRABAJAN CON BUEN AMBIENTE
Es su primer día de ensayos. El maestro Eugene Kohn saluda a los integrantes de la Orquesta Sinfónica de Yucatán, a quienes dirigirá el 4 de octubre en Chichén Itzá durante el Concierto de las Mil Columnas, con Plácido Domingo como cabeza de cartel. Pero el director de orquesta estadounidense no parece preocupado, mucho menos tenso.
Al contrario, muy lejano a la imagen de concertista rígido, su camisa rosa delata su buen humor. Bromea con los músicos, quienes en el primer ensayo han interpretado de maravilla piezas complicadas, como La Boda, de Luis Alonso; o La Carretera del Puerto.
“Han tocado con gran facilidad algunas de las cosas más difíciles, algunos puntos que ni las orquestas de Europa, con presupuestos de 10 millones de euros, logran hacer. Esta Sinfónica lo tocó con gran facilidad, eso es un misterio del mexicano: cuando algo lo vuelven reto, lo conquistan”, expresó, para felicitarlos.
Nacido en Nueva York, Kohn sostiene la batuta con elegancia, aunque ello no concuerde con la vestimenta de los violinistas, que llevan sandalias, o de algún flautista, que va en short ante los 30 grados centígrados que había en Mérida.
Eso no importa, porque la cita, por el momento, es en una sala del Centro de Convenciones Siglo XXI de Mérida, donde el director de orquesta acudió esta semana para los primeros ensayos.
Tras un ligero descanso (“nos tomamos 70 minutos, ¿les parece?”, bromeó Kohn), el director de orquesta volvió con su batuta y luego puso énfasis en los fagotes, a quienes, para que entendieran mejor un sonido, les explicó: “es como suena un perro golpeado por un auto”, dijo, mientras caminaba cojeando.
El buen humor se dejó sentir entre los músicos, a pesar de las casi tres horas que duró el primer ensayo.