Pero no entienden
El mal de todos los clubes del futbol mexicano de la Primera División es la equivocación constante en la contratación de directores técnicos.
Con bombo y platillo anuncian la llegada de tal o cual entrenador procedente del balompié extranjero, principalmente del sudamericano.
Desde luego, como ha sucedido por costumbre, las prestaciones que recibirán esas personas siempre se manejan bajo el escritorio. Como el Monje Loco, nadie sabe, nadie supo.
Y finalmente cuando se les rescinde el contrato por malos resultados, por supuesto, se van a sus casas con aquella tranquilidad, pero con la tajada del león.
Lo malo de todo esto es que esos entrenadores, como ocurrió en el caso más reciente con Américo “Tolo” Gallego, de los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León, ni siquiera dejan huella, mucho menos escuela, de su corta estancia por suelo mexicano. “Yo quería un año sabático, descansar y disfrutar en mi país Argentina lo que había ganado económicamente de mi corta estancia como director técnico del Toluca. Pero vino la jugosa oferta de Tigres, aceptando permanecer un poco más de tiempo en México”. Esto fue lo que declaró el “Tolo” la noche del miércoles, después de que los Tuzos del Pachuca humillaron 6-1 a los Tigres regiomontanos, lo que marcó la salida, para nosotros algo tarde, de Américo.
Pero, qué fácil le resultó. Yo me voy a mi casa y ahí los dejo. No le importó dejar al Tigres en el fondo de la porcentual, en grave peligro del descenso. Por lo que, una vez más, los conocedores directivos del cuadro regiomontano se volvieron a equivocar. Pero qué importa, si lo que sobra en el balompié mexicano son recursos para seguir manteniendo y haciendo ricos a esos vividores del futbol. Pero la culpa no es del indio.
Ojalá y esto les sirva de escarmiento a quienes dirigen los destinos de los clubes de nuestro futbol. No se vale que se equivoquen una y otra vez. Aun cuando son recursos privados los que se manejan en el supuesto negocio del balompié profesional, no se vale jugar con los sentimientos de la noble afición, misma que todos los domingos de juego ahí están en la tribuna apoyando, gozando en los triunfos y sufriendo en las derrotas. Pero eso sí, firmes en defensa de sus colores.
Y en estos momentos en que hablamos de los vividores del futbol, refiriéndonos, claro, a los entrenadores, nos vino a la memoria el comportamiento de un gran director técnico mexicano, como lo fue el desaparecido maestro José Antonio Roca, quien con toda honestidad siempre rechazó los excedentes de sus contratos. Cuando por una u otra circunstancia tuvo que dejar la dirección técnica de algún club, decía: “No merezco llevarme algo que no he devengado”.
