Impera el desorden
Autoridades van y autoridades vienen, y el desorden que se observaba cada tarde de toros en el callejón de la Monumental Plaza Torreón de la colonia Moderna está a la orden del día.
La autoridad del Juez de Plaza para nada se aplica, razón por la cual el Jefe de Callejón viene siendo sólo una persona más dentro del mar de gentes que sin ninguna función específica gusta de permanecer en ese sitio ante el inminente peligro que corren cuando se brincan los bureles.
Pero la negligencia de esos “aficionados”, que abusan de la amistad que tienen con los toreros, empresarios y ganaderos para entrar al callejón, vienen a perjudicar a los que sí acuden a realizar alguna labor, como es el caso de los camarógrafos y fotógrafos de los medios de comunicación de la localidad.
El domingo anterior gracias a Dios no ocurrió nada lamentable, pero dos compañeros fotógrafos se llevaron el susto de su vida cuando uno de los toros de Torrecilla saltó al callejón y cayó justo donde se encontraban realizando su trabajo.
Si esto hubiese ocurrido en alguna otra área del mismo callejón, donde acostumbran los seudoaficionados pararse a ingerir bebidas espirituosas, muchas de las veces ignorando lo que ocurre en el ruedo, a lo mejor estaríamos lamentando algún percance sin ninguna necesidad.
La autoridad en la Plaza de Toros Torreón, en este caso el Juez de Plaza, el eterno Marcelo Acosta, y el Jefe de Callejón, que es asignado por el mismo juez en la persona de José Yarito, deberían fajarse y únicamente permitir permanecer en el callejón a la gente que vaya a realizar alguna labor.
Hay que olvidarse del amiguismo y el influyentismo, en donde también incluimos a los mismos compañeros de los medios escritos encargados de hacer la crónica. Su sitio está en las tribunas, para mayor tranquilidad y mejor visibilidad del escenario. Debemos de predicar con el ejemplo, que nos permita salvaguardar la integridad física de nuestros compañeros de las cámaras y la lente, dejando despejados los burladeros, en donde tengan que protegerse debidamente cuando se brinque algún toro al callejón.
Y esta misma recomendación va para las personas que fungen como jueces de Plaza en la Salvador Barrera de Lerdo y en el Coliseo Centenario, porque llegó el tiempo de “fajarse” como autoridad ante el enojo de muchos, así sean los mismos matadores de toros, empresarios, promotores y ganaderos y gente que se dice influyente.
