Pobre Romano
El futbol que está practicando en estos momentos el equipo Águilas del América es decepcionante. No tiene definición en ninguna de sus líneas. Juegan al pelotazo, buscando sorprender al contrario con los clásicos contragolpes mandando al matadero a Salvador Cabañas, que en ocasiones logra batir al enemigo.
Pero en términos generales, el cuadro capitalino está que da lástima, tanto en su participación en el Torneo Clausura 2008 del futbol mexicano como en la Copa Libertadores, en donde se encuentra en la fase de octavos gracias al sistema implementado en esa competencia.
Cuando llegó Rubén Omar Romano a la dirección técnica del conjunto americanista, directivos y seguidores pensaron que ya todo estaba arreglado. Que el club de Coapa tenía que mejorar y buscar colarse a la liguilla. Pero nada de eso pasó. En estos momentos, y para tristeza de sus miles de seguidores, el América es el peor club del Clausura 2008. Y si somos honestos, no tienen para dónde ir y corregir el camino en lo que resta del torneo. La llegada del entrenador argentino en nada ayudó.
Este domingo el cuadro crema estará recibiendo al Atlante, y en la jornada 16 viajará a Aguascalientes para medirse al Necaxa, cerrando el torneo siendo anfitriones de los Rayados del Monterrey. Tres compromisos que se antojan nada fáciles, pero que se pueden rescatar algunos puntos. Nosotros no dudamos de la capacidad de Rubén Omar Romano como entrenador. Sin embargo, pensando en voz alta, sentimos que el argentino atraviesa por un problema psicológico, a raíz de lo que sufrió víctima de la delincuencia organizada del Distrito Federal.
En ese tiempo era el entrenador de los Cementeros del Cruz Azul, y cuando se pudo reintegrar a la sociedad no permitió ayuda especializada que le ayudara a superar el problema por el que había atravesado, incorporándose de inmediato a sus labores como responsable del cuerpo técnico de los cruzazulinos.
Y en honor a la verdad, consideramos que ese ha sido el factor por la cual Rubén Omar no ha podido darle continuidad a su carrera de entrenador. Llegó a una organización en donde las exigencias están a la orden del día y en donde no permiten errores.
Sin embargo, los altos ejecutivos del club capitalino han sabido aguantar y ahí están al pie del cañón, aunque sufriendo derrota tras derrota en el campeonato local.
