Ya basta
Mientras continúen los compadrazgos, el amiguismo y los compromisos políticos en los tres niveles de Gobierno, federal, estatal y municipal, el deporte mexicano seguirá hundido.
Cada cuatro años, al celebrarse los Juegos Olímpicos, es cuando vemos la realidad de la penosa situación que vive nuestro país cuando nos referimos a las disciplinas deportivas.
Considero que llegó el momento de hacer ajustes y que los dirigentes del deporte mexicano federado, quienes tienen años y años incrustados en los puestos sin que se les conozca un solo logro de trascendencia durante su ejercicio, rindan cuentas a la ciudadanía antes de que por dignidad abandonen el cargo.
Y nos referimos en concreto a los directivos del Comité Olímpico Internacional (COI) y Comité Olímpico Mexicano (COM), quienes después de tantos años al frente de los citados organismos, en sus respectivos informes son pocas las cosas buenas que pudieran decir que se alcanzaron.
Después de la Olimpiada de Atenas 2004 se dijo con bombo y platillo que para Beijing 2008 las cosas iban a cambiar, pero no aclararon que para mal.
Y cuatro años después la historia se vuelve a repetir. Los atletas mexicanos, en todos sus niveles, pese a su máximo esfuerzo nada pudieron hacer contra las potencias asiáticas, europeas y africanas, seguimos siendo, como una vez calificó a los deportistas aztecas conocido cronista deportivo, unos “ratoncitos verdes”.
Pero no crecemos por falta de interés de los dirigentes, quienes están al frente de los organismos responsables, de ofrecer toda clase de facilidades y otorgar el material humano, con preparación de Alto Rendimiento (mexicano o de la nacionalidad que sea), que permita a nuestros paisanos que su crecimiento sea el adecuado.
Porque no es justo que otros países, con menos de todo, nos sigan poniendo la muestra de cómo deben hacerse las cosas. Porque esos atletas son de carne y hueso como todo ser humano, no creo que vengan de otro planeta.
Entonces, por qué esa diferencia cuando se trata de competir en las actividades deportivas.
No se vale, de ahí que lancemos un ¡ya basta! Que las autoridades gubernamentales comiencen a legislar para terminar con esas incrustaciones eternas en los puestos claves de los organismos deportivos.
Y como en el futbol, director técnico que no rinde resultados, los propietarios de clubes de inmediato los dan de baja, porque no es posible estar sufriendo derrota tras derrota.
Con mayor razón en el caso que nos ocupa, en donde contamos hasta con cuatro años para que nuestros atletas se preparen como debe ser y dejen de continuar haciendo el ridículo en competencias internacionales.
