Debut y despedida
Por lo ocurrido la noche del viernes pasado en el Coliseo Centenario, durante la celebración de la cuarta novillada del Serial 2008 “En Busca de la Victoria”, podemos asegurar que el novillero lagunero Aarón Hinojosa jamás volverá a pisar el ruedo de ese moderno centro de espectáculos.
El berrinche que hizo, como si fuera una de las máximas figuras del toreo, o como si todo se lo mereciera, no fue bien visto por el público, alrededor de tres mil personas, que acudió esa noche a los tendidos del Coliseo si no a ver torear a Aarón sí a disfrutar del espectáculo taurino.
Pero el desplante fue hecho ante el inútil esfuerzo de su padre y su apoderado, quienes le pedían que no fuera a cometer una locura, como así lo hizo, se quitó el añadido y lo tiró en el ruedo, lo que significa cortarse la coleta en señal de retiro de los toros, o bien renunció a no volver a torear en el Coliseo Centenario.
Cuando anunciaron la realización del Serial Novilleril 2008 “En Busca de la Victoria”, en este mismo espacio pugnamos porque fueran tomados en cuenta los valores laguneros, y en concreto nos referimos al propio Aarón Hinojosa, Álvaro Jara y David Villarreal. Y cuando se dio a conocer el cartel para la cuarta novillada, fuera de lo programado inicialmente, en verdad que nos llenó de gusto que fuera incluido en el programa Hinojosa, porque de esa manera sentíamos que la empresa estaba tomando en cuenta nuestras observaciones.
Incluso, lo confieso honestamente, acudimos al Coliseo Centenario con el firme deseo de ver triunfar a Aarón Hinojosa, para que de esa manera quedara dentro del cartel de triunfadores para el viernes cinco de septiembre.
Ahora bien, al chaval lo vimos más experimentado a la hora de la lidia, con los garapullos se lució y todo indicaba que el lagunero iba por el camino indicado rumbo a convertirse en uno de los triunfadores.
Pero, bueno, él más que nadie sabe que los bureles no tienen palabra de honor. Que así como salen toros de bandera, también los hay difíciles de lidiar, huidizos a los trapos, como los dos primeros que se lidiaron la noche del viernes, del lote de cuatro bureles que envió la ganadería de La Concha para el festival.
Además, el hecho de que haya estado fallo con el acero, Aarón Hinojosa a nadie puede culpar, son errores que se pagan y si no le regresaron al toro vivo a los corrales, que significa la máxima vergüenza para un torero, es porque el animal prácticamente estaba muerto parado, por lo que se tuvo que recurrir al “puntillero” para enviarlo al destazadero.
¿Cuál fue el enojo que orilló a Aarón Hinojosa a quitarse el añadido y arrojarlo a la arena del Coliseo Centenario?
Fue el hecho de que la empresa del centro de espectáculos que regaló un quinto toro, este de la ganadería de Arturo Gilio, y se haya seleccionado al diestro francés Patrick Vallebrum para que le hiciera frente a ese burel.
A estas alturas, y viendo que el “regalo” de nada le sirvió al novillero galo, a lo mejor Aarón está arrepentido del desplante. Pero como lo señalamos al inicio de la columna, fue debut y despedida del Coliseo Centenario.