Bonitos e imborrables recuerdos
Orgullosamente matamorenses. Rodolfo Ayup Sifuentes y Horacio “Ejote” Piña García nos platican de sus hazañas en el deporte, cada uno en su época y en su disciplina, pero que han sabido poner en alto el nombre de La Laguna en el panorama nacional e internacional.
Con gran satisfacción Rodolfo “Potrillo” Ayup Sifuentes nos mostró con orgullo la medalla de oro que México ganó en los primeros Juegos Panamericanos de 1951 en Buenos Aires, Argentina, en la rama del basquetbol, en cuya selección iba el matamorense.
Al frente de la presea aparece la figura de Evita Perón, en ese entonces presidenta de Argentina, junto a su esposo Domingo Perón.
Pero lo más sobresaliente de dicha medalla, nos comenta Rodolfo Ayup Sifuentes, es que de manera personal la mandataria argentina Evita Perón se las entregó a todos y cada uno de los integrantes de la Selección Mexicana, participante en los primeros Juegos Panamericanos de 1951. Detalle que nunca olvidaré.
Por su parte, Horacio “Ejote” Piña también con orgullo muestra y luce en sus dedos los tres anillos de oro ganados a ley, gracias a su brazo derecho de lanzar en el beisbol profesional.
El primero de ellos corresponde al de la Serie Mundial, que en 1973 jugando para los Atléticos de Oakland ganó en el beisbol de las grandes ligas, para ser el primer mexicano en traer a nuestro país una joya de tal naturaleza.
Asimismo es portador de otro precioso anillo que le obsequió el señor Raúl Medina, entonces presidente del Club Aguascalientes de la Liga Mexicana, cuando en 1978 lanzara con los Rieleros el juego perfecto, en contra de los Diablos Rojos del México.
Y por supuesto que no podía faltar el emblema del Salón de la Fama del Beisbol Profesional de México, en donde el “Ejote” Piña es uno de los inmortalizados y huésped distinguido de dicho recinto, ahí muchos peloteros quisieran estar, pero sólo se encuentran los que han hecho los méritos necesarios para ser electos por el comité que conformamos los cronistas deportivos del país.
Mi reconocimiento a tan distinguidos deportistas, y como dice mi estimado Rudy Ayup Sifuentes, sólo nos queda vivir del recuerdo. Pero qué tiempos aquellos, que no los cambio por nada.