Soldados de Myanmar descargan comida, agua e implementos médicos transportados por el avión militar tailandés C-130, en Yangón, Myanmar. Tailandia ha enviado 15 toneladas de ayuda para las víctimas del ciclón Nargis. (EFE)
Aterriza el primer avión de la ONU con ayuda humanitaria en Myanmar.
La Junta Militar de Myanmar admitió ayer que al menos 80 mil personas perecieron sólo en la Sureña ciudad de Labutta, la más afectada por el ciclón Nargis, lo que confirmaría las versiones de que el número total de muertes supera los 100 mil.
Durante un recorrido por las aldeas más afectadas de la región meridional del río Irrawaddy, el responsable del Gobierno militar en Labutta, Tin Win, destacó en declaraciones a la prensa oficial la gravedad de la situación en la zona que calificó como “desastre”.
“El saldo estimado en Labutta es hasta ahora de unos 80 mil muertos”, afirmó Win sobre la víctimas fatales, contradiciendo los reportes oficiales de la tragedia que situaban la cifra en 23 mil.
Pese a las afirmaciones de personal de la Embajada estadounidense de que los muertos podrían llegar o superar los 100 mil, el régimen militar continúa fijando el saldo de víctimas en cifras mucho menores.
En su más reciente reporte oficial de los daños causados por Nargis, difundido la víspera, la Junta Militar afirmó que los muertos suman 22 mil 980, mientras que 42 mil 119 personas más continúan desaparecidas y mil 383 resultaron heridas.
El responsable del Gobierno birmano en Labutta dijo que los daños dejados por Nargis aún no se pueden determinar porque el acceso a muchas comunidades es imposible, según informes de prensa conocidos en la capital japonesa.
“Docenas de las 63 aldeas que rodeaban la ciudad de Labutta prácticamente están limpias”, subrayó Win al descartar la posibilidad de que haya sobrevivientes. Mientras tanto, el primer cargamento de ayuda humanitaria de Naciones Unidas (ONU) llegó ayer a Myanmar, cinco días después del paso del devastador ciclón Nargis debido a los obstáculos impuestos por la gobernante Junta Militar.
El portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PAM) en Tailandia, Anthony Banbury, confirmó la llegada del primer avión de ayuda de la ONU a un aeropuerto de Rangún, la antigua capital de Myanmar, 24 horas después de que el régimen militar autorizara su entrada.
Pese alarmante situación que vive el millón de damnificados que se estima dejó el ciclón, el Gobierno birmano se negaba a autorizar el ingreso de ayuda externa por temor a influir de manera negativa entre la población, que vive sometida a su mandato desde 1962.
La escasa ayuda internacional que había llegado a la antigua Birmania proveía de los vecinos China, India, Indonesia y Tailandia, con lo que el Gobierno tiene buenas relaciones, aunque la víspera autorizó la entrada de la ayuda de la ONU y agencias extranjeras.
‘Tormenta perfecta’
Con vientos superiores a 193 kph, el ciclón Nargis se convirtió en una de las tormentas más mortíferas de Asia al tocar tierra en uno de los lugares más bajos de Myanmar y crear un oleaje que ingresó más de 40 kilómetros.
Según Ken Reeves, director de pronósticos de AccuWeather.com, el delta del Irrawaddy “es inmenso y la interacción del agua y la tierra al nivel del mar permitió la máxima penetración de agua salada en tierra impulsada por la marejada. Estas tormentas matan principalmente por medio de inundaciones, y el agua salada es más peligrosa que el agua fresca”.
Los pronosticadores meteorológicos comenzaron a rastrear el ciclón el 28 de abril cuando se dirigía inicialmente hacia India. Como se esperaba, dio un giro agudo hacia el Este, pero no siguió la típica ruta de un ciclón en esa área rumbo al Noroeste montañoso de Bangladesh o Myanmar.
En lugar de ello, se movió hacia el bajo delta de Irrawaddy en el Centro de Myanmar. El resultado fue el mayor desastre en este empobrecido país.
Decepciona a la ONU situación de birmanos
La ONU expresó ayer su preocupación por los 1.5 millones de personas que están en situación desesperada en Myanmar tras el paso del ciclón tropical Nargis y su decepción por la respuesta dada a la catástrofe por el Gobierno, al que pidió que posponga el referendo previsto para el próximo sábado.
El organismo aumentó notablemente el tono de sus críticas a la Junta Militar birmana ante lo que considera una operación de asistencia humanitaria “inadecuada” que puede exacerbar una situación que considera “cada vez más desesperada”.
En una declaración escrita, el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, se mostró ayer partidario de que el Gobierno posponga el plebiscito previsto para el 10 de mayo sobre la Constitución redactada por los militares y que es rechazada por la Oposición democrática.