A un día de que en Estados Unidos unos 22 estados realicen votaciones simultáneas para elegir a los candidatos presidenciales del Partido Demócrata y del Republicano, vale traer a colación lo acontecido en la elección realizada el pasado martes en el estado de Florida, porque ésta sacudió la carrera por las candidaturas presidenciales en ambos partidos como ninguna de las pasadas citas electorales y podría ser un termómetro de lo que pasará mañana.
El resultado de Florida dejó una clara definición del lado republicano. De los 4 precandidatos que aún competían, ya quedaron dos claros contendientes, John McCain y Mitt Romney. La salida de Giuliani de la elección, con su apoyo directo a McCain, dejó a éste como el favorito para la cita de mañana.
Del lado demócrata, Florida complicó el escenario aún más. El Partido Demócrata en este estado decidió el año pasado adelantar su primaria para ejercer una mayor influencia en la nominación de su candidato presidencial. La rebeldía de los demócratas de Florida fue castigada por la máxima autoridad del Partido Demócrata al quitarle sus delegados a ese estado para esta elección. Sin embargo, más de 1.7 millones de simpatizantes demócratas salieron a las calles a votar, de los cuales poco más de 857 mil favorecieron a Hillary Clinton.
Pese a la ausencia de delegados para los demócratas, el resultado de Florida está lleno de un poderoso simbolismo, ya que podría ser un termómetro fiel de cómo será la votación en los estados con el mayor número de delegados de mañana. California y Nueva York, con 441 y 281 delegados respectivamente, bien podrían arrojar resultados similares a los de Florida. Al respecto, la última encuesta de Gallup en ambos estados muestra todavía una débil, pero importante ventaja de Clinton. En California su ventaja es de 6 puntos porcentuales, mientras que en Nueva York crece a 20.
Algo similar a Florida también podría pasar en Arizona, Arkansas, Colorado, Nueva Jersey, Massachussets y Nuevo México (que combinados suman 471 delegados). En estos seis estados Clinton aún mantenía ayer una ventaja mayor a 5 puntos sobre Obama. En otros siete estados más, Clinton tiene una ventaja menor al 5%. Por su lado, Obama lleva la delantera por más de 9 puntos porcentuales en cuatro estados y se encuentra en empate técnico con Clinton en los restantes tres estados, de acuerdo con las encuestas más recientes realizadas por 22 periódicos de los estados en juego.
Sin embargo, las encuestas han demostrado una y otra vez su falta de precisión y volatilidad. Y ninguna de ellas ha medido aún con certeza la incertidumbre que arrojó la primaria de Florida en torno a John Edwards. La decisión de Edwards de abandonar la contienda demócrata tras Florida ha puesto de cabeza el preludio al llamado Súper Martes.
Edwards aún calibra a quién apoyará y cuándo. La decisión no es fácil para el demócrata. Por un lado, el énfasis de su campaña fue el del combate a la pobreza, a las grandes corporaciones y a los grupos de interés de Washington. Por su cercanía con la sociedad civil y por su promesa de cambio, Obama parecería ser el candidato natural para recibir el apoyo de Edwards. Sin embargo, la campaña de Obama humilló a Edwards al recibir el apoyo de John Kerry, con quien Edwards compitió por la Presidencia en 2000. Por el otro lado, el mero hecho de que Edwards no haya anunciado su apoyo inmediato a Obama hace pensar en que aquél esté esperando el momento en que su apoyo sea más valioso para éste. Tampoco cabe descartar que Edwards esté negociando su apoyo con la campaña de Hillary Clinton.
A un día del llamado Súper Martes no queda claro cómo se moverán los números en las encuestas y cuál será finalmente la decisión de los votantes. Sin embargo, no está de más resaltar que en Florida los hispanos votaron mayoritariamente por Clinton, al igual que la población blanca y las mujeres.
Hacer una predicción en este momento sería completamente absurdo. Si Edwards siguiera en la contienda, Hillary sería la gran ganadora del martes. Con Edwards fuera, todo puede pasar y la contienda por la candidatura demócrata podría incluso extenderse hasta junio, cuando se cierran las primarias demócratas.
Politólogo e Internacionalista
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