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¿Superalimentos o monstruos genéticos?

El Universal

En la costa de Perú nadan miles de millones de sardinas y anchoas: pequeños peces olorosos y grasosos, ricos en los nutritivos ácidos grasos omega3. Su lugar en la cadena alimentaria es poco importante; muchos de ellos serán atrapados, triturados, y terminarán como alimento para animales más grandes. Sin embargo, unos cuantos tendrán un destino más elevado:

serán transportados, purificados y servidos en el desayuno de las mesas de Estados Unidos en forma de jugo de naranja o de pan. Según una nota de The New York Times, estos nuevos productos prometen ofrecer los beneficios del aceite de pescado pero sin el olor ni el sabor y, de hecho, sin el pescado.

Los posibles beneficios de consumir omega-3 incluyen protección cardiovascular y un mejor desarrollo neurológico en los niños.

Sin embargo, “la gente no sólo está consumiendo salmón o sardinas dos veces al día”, dijo Ellie Halevy, directora de mercadotecnia de una empresa de jugos, “sino que también bebe dos vasos de jugo de naranja”.

El jugo de naranja mezclado con anchoas es un ejemplo de la manera más reciente en la que compiten las grandes compañías de alimentos por atraer a los consumidores preocupados por su salud: incluir un alimento en otro y afirmar los beneficios para la salud de ambos.

A los compradores se les ofrecen extractos de té verde en los refrescos, bacterias de yogurt en la salsa, y remolacha en polvo en la crema de cacahuate.

Estos aditivos a menudo son llamados nutracéuticos, definidos en términos generales como ingredientes derivados de alimentos que ofrecen beneficios para la salud. Los nutracéuticos como las pildoras de ajo y de arándano se volvieron populares en la década de los 90, por lo general consumidos en forma de suplementos dietéticos.

Ahora muchas empresas están añadiendo nutracéuticos a los alimentos existentes. “Waffles quema grasa” producidos a partir de una nueva harina de maíz; queso que mata a los parásitos intestinales e incluso salsa catsup que regula la digestión, se pueden encontrar actualmente en los estantes de los supermercados o están en proceso de desarrollo.

Las nuevas tecnologías del procesamiento de la comida han dado como resultado esta nueva clase de alimentos mejorados.

Estos productos son conocidos como alimentos funcionales, lo que significa que fueron modificados para hacerlos más nutritivos, como el arroz genéticamente modificado o la leche fortificada.

“Dentro de poco los supermercados estarán llenos de productos enriquecidos con ácidos omega-3, como leche, yogurt, tortillas”, dijo Ian Lucas, director de mercadotecnia de Ocean Nutrition Canada, fabricante del aceite de pescado utilizado por fabricantes de jugo.

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