EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Superpoderoso

jaque mate

Sergio Sarmiento

“Cuando la voz de un enemigo acusa,

el silencio de un amigo condena”.

Popular

Juan Camilo Mouriño es seguramente el funcionario más cercano al presidente Felipe Calderón. Por eso los políticos del Frente Amplio Progresista lo han elegido como blanco para un ataque concertado. Lastimar a Mouriño —o a su imagen pública— no sólo significa dañar a un funcionario del Gobierno panista y a un posible candidato del PAN a la Presidencia de la República para 2012 sino también a un amigo del “presidente espurio”. La tentación es demasiado grande.

Las andanadas en contra de Mouriño vienen —y seguirán viniendo— de distintos frentes. Por una parte, Gerardo Fernández Noroña, el secretario de comunicación del PRD —y especialista en ataques mediáticos— se ha empeñado en demostrar que Mouriño es español –“gallego”, dice él, para usar un término que tiene en México un toque peyorativo— y que por lo tanto no cumple con los requisitos constitucionales para ocupar un cargo en el Gabinete. Por otro lado, está la acusación, presentada por Andrés Manuel López Obrador, de que Mouriño incurrió en tráfico de influencias para que empresas de su familia obtuvieran contratos de Pemex.

Poco importa si las acusaciones son ciertas o no. La táctica de destrucción política no necesita probar sino acusar, bajo la idea de que algo finalmente quedará. Es la técnica que el PRD y López Obrador emplearon con anterioridad para atacar a Diego Zavala, el hermano de Margarita, cuñado del presidente Calderón. La táctica ha resultado muy eficaz siempre que se ha usado.

El propio Mouriño no ha ayudado a su causa. De nada sirve calificar de “mezquinas” y “dolosas” las acusaciones del PRD si no se presentan datos y pruebas convincentes. En esto Zavala fue mucho más valiente, ya que desde el primer momento enfrentó las acusaciones y presentó toda la información que se le requirió. Tampoco se ayudó a sí mismo Mouriño con ese artículo de portada de la revista Quién que lo presentó como el “chico superpoderoso”. Al parecer, el hombre que se ha convertido en el principal operador político del presidente Calderón no tuvo la sagacidad para comprender los daños que Martha y Vicente Fox se hicieron a sí mismos con la entrevista de Quién que hizo gala de su rancho.

En el caso de Mouriño es inevitable preguntar si, en sus distintas capacidades políticas, el actual secretario tuvo algo que ver con los contratos firmados por Pemex con Grupo Energético del Sureste y con Ivancar, las empresas de su familia. Aclarar no hace daño, todo lo contrario. La simple descalificación de una acusación, por muy mezquina o dolosa que sea, sin el acompañamiento por lo menos de una explicación, hace más daño que bien. Hay una duda razonable que se basa en el hecho de que Mouriño firmó contratos por asignación directa de Pemex entre 2002 y 2003 cuando era presidente de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados y asesor del secretario de Energía, Felipe Calderón. Esta acusación puntual requiere cuando menos una explicación y no una simple descalificación.

Por lo que hace al requisito del Artículo 91 de la Constitución, el cual establece que “para ser secretario de despacho se requiere ser ciudadano mexicano por nacimiento”, Mouriño parece cumplir plenamente con la disposición. Si bien nació en Madrid, España, el Artículo 30 de la Constitución establece que son mexicanos por nacimiento “los que nazcan en el extranjero” hijos de padre o madre nacidos en territorio nacional o de padre o madre naturalizados. Todo parece indicar que la madre de Juan Camilo, María de los Ángeles Terrazo, nació en México; ella tiene, cuando menos, un acta de nacimiento que registra su nacimiento en el Sanatorio Español de la Ciudad de México. Por otra parte, el padre, Camilo Terrazo Vales, se naturalizó mexicano en 1942.

Fernández Noroña ha tratado de demostrar que el acta de nacimiento de la señora Terrazo es falsa, pero hasta el momento no lo ha conseguido. Afirma, por otra parte, que el criterio que hace mexicanos por nacimiento a los hijos de padres naturalizados es posterior al nacimiento de Juan Camilo y por lo tanto no le da la nacionalidad mexicana. Muchos juristas, sin embargo, consideran que esta redacción constitucional sí ampara la nacionalidad de Juan Camilo, puesto que los cambios de ley se aplican de manera retroactiva cuando son en beneficio de la persona.

Los ataques contra Mouriño no se detendrán, por supuesto. Esto se debe a que es secretario de Gobernación, posible aspirante a la Presidencia de la República y colaborador no sólo cercano sino apreciado del presidente Calderón. Pero aun así es importante que Mouriño no deje de dar respuesta puntual a las acusaciones que se le hacen. De otra manera estará simplemente aceptando que son ciertas, cuando menos en el tribunal de la opinión pública.

TURISMO

México ocupó el octavo lugar de los principales destinos del mundo en 2006, según la Organización Mundial de Turismo, con 21.4 millones de visitantes. Pero esto no es por que seamos competitivos. El Informe de Competitividad de Viajes y Turismo de 2008 del Foro Económico Mundial de Davos coloca a México en el lugar 55 del mundo. Nuestro país, de hecho, mantiene una satisfactoria posición, la 19, por sus recursos humanos, culturales y naturales. Pero el pésimo marco regulatorio, la débil infraestructura, la deficiente sustentabilidad ambiental y, en particular, la pésima situación de seguridad pública arrastran la competitividad turística de nuestro país.

Leer más de EDITORIAL / Siglo plus

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 335832

elsiglo.mx