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Sus caras reflejan un panorama desolador

Sus caras reflejan el panorama desolador

Esmeralda llora al recordar lo difícil que fue el perder su casa en 1991, y en sólo pensar que podría suceder lo mismo esta vez.

Esmeralda llora al recordar lo difícil que fue el perder su casa en 1991, y en sólo pensar que podría suceder lo mismo esta vez.

RAFAEL IBARRA

La avenida del Nazas ha marcado sus vidas. El desastre causado por el desbordamiento permanece en la mente de los pequeños, quienes para hacer más llevadera su estancia en el albergue, dibujaron devastadores paisajes.

Hogares bajo el agua, árboles caídos y caminos inundados, fueron algunos de los trazos que hiciera Vivian Lizeth Rodríguez Murillo, de nueve años de edad, quien al igual que 266 personas, fue trasladada al Gimnasio Auditorio de Francisco I. Madero, luego de que sus comunidades fueran afectadas. Entre ellas: San Agustín, San Juan de Ulúa, Luchanas, Jaboncillo, Santo Niño, y otras más.

El impacto para los adultos ha sido totalmente diferente. Como lo es para Esmeralda Solís, quien por segunda ocasión está a punto de perder su hogar. En el 91, cuenta, cuando sus hijos eran aún pequeños, su casa se vino abajo debido a la fuerza de las aguas del Nazas. “Con esfuerzos la volvimos a construir, y ahora pasa lo mismo”, dice envuelta en llanto la mujer, cuyo hogar es el albergue en Madero, en donde permanecerá por varias semanas.

La historia de Doña Lorenza Marín es totalmente diferente. Vive en el ejido San Francisco de Arriba, del municipio de San Pedro, comunidad que ha quedado poco a poco bajo el agua. Sin embargo, la mujer se resiste a dejar su vivienda por temor a la rapiña.

El agua ha llegado hasta la puerta principal y ha invadido gran parte de su patio. Su caballo, sus chivas y su perro, aún permanecen ahí, a escasos metros de la corriente que ha logrado colarse en su humilde vivienda, reconstruida a finales del 91.

“Yo he visto las tres avenidas y no ha subido mucho el agua, por eso estamos tranquilos de que no nos pasará nada”, dice Doña Lorenza. Pero sus cultivos no corrieron con buena suerte, ya que de su “parcelita” sólo pudo rescatar 30 costales de chile serrano, perdiendo su maíz y frijol.

Otros productores por su parte, lograron rescatar su cosecha de chiles, cuyos costales fueron rescatados de entre las aguas y trasladados hasta las orillas de la carretera, a través de improvisadas lanchas, construidas con botes y pedazos de madera, las cuales eran estiradas por los trabajadores.

Ahora los habitantes de las comunidades afectadas de San Pedro y Francisco I. Madero, sólo esperan que la contingencia no sea mayor, “pues lo material como sea lo reponemos, pero la vida es lo más importante”, señalaron.

Pánico invade colonia de FIM

Los habitantes de la colonia El Mirador entraron en pánico el jueves por la tarde cuando vieron que las calles se estaban llenando de agua, de inmediato empezaron a salir de sus viviendas pensando que el río Nazas empezaba a inundar la cabecera municipal.

Pero en cuestión de minutos las autoridades confirmaron que se trataba de una falsa alarma, el agua que estaba llegando a las calles de esta colonia sí era del río, pero llegó a través de la antigua tubería de agua potable que estaba en desuso.

Gerardo Bilbao Marcos, gerente del Sistema Municipal de Agua y Saneamiento (Simas), informó que el agua del río Nazas llegó al ejido San Pablo y se metió a la tubería de asbesto de 16 pulgadas, por ahí tomó cauce hasta la colonia El Mirador, provocando un gran susto entre la comunidad.

“El agua inundó aproximadamente 200 metros lineales, cuando nos avisaron fuimos de inmediato y vimos que el agua estaba entrando por la tubería de asbesto, mandamos una cuadrilla a San Pablo y cortamos el tubo, en la colonia taponeamos con cemento para evitar que el agua siguiera pasando”, dijo.

Bilbao Marcos comentó que hasta el momento este es el último incidente que les ha ocasionado el agua del río Nazas, por lo demás la línea de agua potable no ha resentido daños con el paso del agua.

“La gente se asustó mucho, pero afortunadamente pudimos calmarla y taponeamos la antigua línea para evitar que el agua se siguiera metiendo hasta las colonias”, agregó. (Por Rafael Ibarra)

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