Taekwondoín mexicano levanta a todo México
Se escucha nuevamente el Himno Nacional Mexicano en Juegos Olímpicos.
El Himno Nacional Mexicano volvió a escucharse después de ocho años en unos Juegos Olímpicos, por la medalla de oro que ganó ayer el taekwondoín michoacano Guillermo Pérez tras derrotar en la final de -58 kilogramos al dominicano Gabriel Mercedes.
Ambos taekwondoínes ya se habían enfrentado en múltiples ocasiones en campeonatos del continente. El primer round concluyó sin puntos, en lo que era el preludio de un cerrado combate que se llevó a cabo en el Gimnasio de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Beijing.
En el minuto inicial del segundo episodio, Guillermo Pérez conectó el primer punto del enfrentamiento para ponerse arriba en la pizarra, en un contraataque que realizó ante la embestida de Mercedes.
Las acciones continuaron parejas y cuando faltaban menos de 30 segundos del tercer y último asalto, el dominicano empató 1-1, lo que provocó que el duelo se extendiera un round adicional, a punto de oro.
Sin embargo, ninguno de los dos logró conectar el tanto que les diera el título olímpico, por lo que se recurrió a la decisión de los jueces, quienes le otorgaron el triunfo al mexicano.
Para llegar a lo alto del podio, Pérez Sandoval se impuso en la primera ronda al británico Michael Harvey, en agónico punto de oro 3-2. Avanzó a los cuartos de final para enfrentar a Rohullah Nikpai, de Afganistán, a quien superó 2-1 y entró a la zona de medallas.
En semifinales, en combate que enfrentaba a dos subcampeones mundiales en 2007, Pérez venció 3-1 al tailandés Chutchawal Khawlaor, para ganar su pase a la pelea por el título de Beijing 2008 contra Mercedes, quien a su vez derrotó al español Juan Antonio Ramos, uno de los favoritos a la medalla de oro. Hasta antes de este miércoles, la más reciente medalla de oro se dio el 18 de septiembre de 2000, cuando en Sidney, Australia, Soraya Jiménez se coronó en levantamiento de pesas.
VUELVE EL SABOR DE LA GLORIA
El oro que obtuvo Guillermo Pérez Sandoval en tae kwon do es la cuarta medalla para México en esta especialidad desde que ingresó al calendario olímpico de manera oficial, en Sydney 2000, además de representar la presea dorada número 11 en la historia del país en los juegos y la 54 del total.
Es la primera medalla de oro para México desde que la halterista Soraya Jiménez subió a lo alto del podio el 18 de septiembre en Sydney 2000 y la primera que obtiene un hombre desde hace 24 años, cuando en Los Ángeles 1984 Raúl González la obtuvo en caminata.
Fue por el oro para su mamá y para México
Guillermo Pérez salta, grita, levanta la bandera nacional por todo lo alto. Nada ni nadie lo detiene. Casi es traicionado por las lágrimas. No es para menos. Acaba de ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Beijing.
“Los sueños se hacen realidad”, grita el campeón olímpico a su llegada a la zona mixta del Gimnasio de la Universidad de Ciencias y Tenología de Beijing, donde provoca una batalla campal. Todos buscan las primeras impresiones del monarca en la división de los 58 kilogramos.
Todavía no porta la medalla. En unos minutos se la entregarán, pero sabe que es suya, y lo puede gritar al mundo entero.
“Antes de salir de México mi mamá me dijo que viniera por la medalla de oro. Le cumplí. Esta presea es para ella y para todo México. Es el fruto de 23 años de trabajo y dedicación. Me entregué con el corazón para obtenerla”.
Apenas unas palabras. Tiene que prepararse para la ceremonia de premiación.
A unos cien metros se le observa nervioso. En el podio están ya los medallistas de plata y bronce.
Por el sonido local se anuncia su nombre, y sube al sitial de honor.
“En ese momento temblaba por completo. Me sentí muy emocionado. Sentí cómo todo el cuerpo se me erizaba, desde los pies hasta la cabeza. Fue fenomenal. Y luego el Himno Nacional, y el izamiento de la bandera. Nunca lo podré olvidar. En esos momentos pensaba en la motivación que me dieron los triunfos de las mujeres últimamente”.
Los nombres de Soraya Jiménez, Ana Gabriela Guevara, Belem Guerrero e Iridia Salazar llegan a la mente del taekwondoín en un momento crucial de su vida.
Todavía tiembla Guillermo cuando camina rumbo a la sala de conferencia, atiborrada de periodistas mexicanos.
- ¿Te imaginas todo lo que está por venir con esta medalla?
-Creo que tengo que asimilar muchas cosas. El taekwondoín es tratado con honores en la conferencia, tanto de parte de su rival en la gran final, el dominicano Gabriel Mercedes, como de toda la concurrencia.
Parece que tiene la sonrisa tatuada. Posa para las fotos. Levanta la medalla que luce colgada al pecho. Acaba de derrotar a un amigo en una lucha leal, de poder a poder, que se define por decisión de los jueces.
- ¿Es difícil golpear a un amigo, Guillermo?
-Sí hombre, Gabriel y yo nos conocemos muy bien, somos buenos amigos, pero estábamos conscientes de que sería un combate de todo a todo, como los que habíamos sostenido en el pasado; claro está, ahora con una medalla olímpica de por medio.
Los últimos 15 segundos de la contienda resultan dramáticos. Tras el empate en los tres primeros episodios, es obligado el punto de oro.
El propio mexicano relata lo acontecido:
-Me concentré y logré llenarme de energía positiva. Decidí ir con todo y tirar golpes. Sabía que premiarían al que fuera más combativo. La estrategia fue correcta. Ahora no me cabe el corazón en el pecho.
- ¿Qué representa la medalla después de que se habían frustrado dos intentos de ir a los Juegos Olímpicos, Memo?
-Para Sidney 2000 estaba muy joven. Y en el proceso de Atenas tuve una lesión. Creo que la oportunidad me llegó en el momento oportuno. Ahora soy medallista olímpico.