Igual pasa con los adultos: el individuo tiene que someterse a usos y costumbres de la cultura que lo envuelve. Quien se opone a ella o está loco o es rebelde sin causa, por tanto pernicioso para la estabilidad del sistema; peor situación si los protestantes son mayoría. Deseable sería analizar comunitaria y constantemente si la cultura operante satisface las necesidades comunes y si de veras plantea soluciones equilibradas con el cambiante devenir.
Un niño se “porta mal” cuando su accionar contraviene principios y valores aceptados por su comunidad. Ante la dificultad de que el niño entienda las inconmovibles razones de sus mayores, el asunto termina casi siempre con un “pórtate bien o si no…”. El niño que continúa ayuno de significados comunales y ávido de calmar su necesidad, seguramente habrá de reincidir hasta que a fuerza de rechazo o de sopapos haga lo que sus mayores desean.
Igual pasa con los adultos: el individuo tiene que someterse a usos y costumbres de la cultura que lo envuelve. Quien se opone a ella o está loco o es rebelde sin causa, por tanto pernicioso para la estabilidad del sistema; peor situación si los protestantes son mayoría. Deseable sería analizar comunitaria y constantemente si la cultura operante satisface las necesidades comunes y si de veras plantea soluciones equilibradas con el cambiante devenir.
Muchas cosas ya están dadas, las principales para asegurar la existencia: organismos perfectamente diseñados concordantes con su medio y hasta adaptables a cambiar, siempre y cuando no se extreme acciones que trastornen o extingan el sistema macro.
La complejidad de los sistemas que hay que conciliar son tres: la Naturaleza, la Comunidad y el Individuo. Sus correctos funcionamientos como sus necesarias interrelaciones son imprescindibles. Pero, ¿cómo acertar si nos rebasa su desconocimiento y son tan susceptibles al cambio? Es necesario, pues, tomarnos tiempo para ampliar su comprensión y por tal motivo ser prudentes en la aplicación de nuestras intervenciones.
No se necesita “doctorados” para tener un buen número de certezas: sin aire, sin agua, sin luz solar, morimos, no sólo nosotros, la vida entera. Su demasía también resulta mortal. El abuso orgánico propio o contra otros organismos nos o los liquidará. Pero hay acontecimientos que a pesar de su obviedad no medimos más que cuando sus terribles secuelas nos dañan en extremo. Si no hemos podido recoger el significado del hecho y cuál el contexto que lo favorece, en mayor desventaja estaremos para explicarlo y buscar soluciones.
Ejemplo: si la tendencia a la tenencia surge de un instinto normal, si la riqueza disponible fuera inagotable y nada perturbara su sustento, podríase justificar el apego a conductas acumuladoras ilimitadas.
Sin embargo, la acumulación ilimitada (incluyendo la del dinero) es básicamente innecesaria. La riqueza planetaria es una y limitada, luego, quien empeña toda su energía y talento para acumular, está perjudicando terceros en la medida de sus logros.
También querrá acumular conocimiento, propio o pagado; todo junto le da poder. Poder ¿de qué?, ¿de sujetar, mandar sobre los demás? ¡Otro vicio añadido a sus triunfos! Pero como el hombre no hace nada solo, los acumuladores necesitan de otros hombres con los cuales tiene que compartir y en un término competir. Ante el resto de hombres, los despojados, exhibirá justificaciones de su proceder, elaborando discursos ingeniosos o estúpidos, según el cliente. ¿Cómo puede la opulencia justificarse ante la miseria para la cual coadyuva? Con falsedades, como la conveniencia de implantar la esperanzadora Democracia, que sabe es imposible si a través de su poder tiene el voto controlado, tanto de socios como de oprimidos.
El poder, no el que fuerza a hacer, lo tiene y merece aquél cuya lucha va dirigida al bien común. Su empatía por los demás se hará sentir sin teorías, slogans o despliegue publicitario. Independientemente de su éxito, no está engañando. Se hace cargo de las necesidades comunitarias, buscando por todos los medios resolverlas.
¿Qué cantidad de civiles o políticos podrían se destacar con tales cualidades, esfuerzos y deseos? Poquísimos, aun repasando la Historia. El vicio aludido se extrema en países subdesarrollados. Desde la Conquista, América Latina, territorio riquísimo, ha sufrido una tras otra conquista imperial, que como los individuos, sufren la urgencia de acaparar tierras, bienes, productos y mano de obra.
Si no se ha llegado al exterminio total de sus adversarios o de quienes les estorban, es por que las armas ideales (atómicas, bacteriológicas y químicas) podrían liquidar a sus propios conciudadanos, ya que los efectos de aquéllas, no importa dónde se siembren, tienen la capacidad de trasladarse mundialmente vía agua, aire, etc., son incontrolables. Quedan otras que permiten usarse más puntualmente, permitiendo las creíbles amenazas de sus poseedores… ¡Te portas bien o ..! Explicaciones sobran.