China salió al paso de las conjeturas de que prominentes activistas chinos por los derechos humanos puedan ser galardonados con el Premio Nobel de la Paz, y un vocero de la cancillería manifestó la esperanza de que sea otorgado a la persona "adecuada".
Los disidentes Gao Zhisheng y Hu Jia, ambos arrestados durante todo el desarrollo de los Juegos Olímpicos de Beijing para que no los viesen en público, están considerados entre los candidatos a ganar el premio, que será anunciado el viernes.
Pero el portavoz de la cancillería Qin Gang dijo que el premio, que se propone promover la paz mundial y el progreso de la humanidad, ha sido otorgado a candidatos inmerecidos en el pasado, sin especificar nombres.
"En los últimos años hemos visto que mucha gente en el mundo se ha dedicado a la paz mundial y al progreso científico y humano y que ha recibido meritoriamente el Premio Nobel de la Paz", dijo.
"Sin embargo", agregó, "algunos de los premios fueron en contra del propósito inicial del señor Nobel. Esperamos que el Premio Nobel se otorgue a la persona adecuada".
El investigador Stein Toennesson, director del Instituto de Investigación de la Paz en Oslo, dijo que el comité del premio podría elegir a un activista chino "en vista del hecho de que los Juegos Olímpicos no trajeron las mejoras que muchos esperaban, sino en cambio condujeron a varias estrictas medidas de seguridad".
Este año es también el sexagésimo aniversario de la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU en 1948.
Hu es un disidente que registró incansablemente los arrestos y hostigamientos a otros activistas antes de ser sentenciado a tres años y medio de cárcel en abril. Fue detenido sin explicación en su departamento el 27 de diciembre.
Empezó como activista por los derechos de los pacientes de VIH/sida pero amplió sus miras y empezó a considerar que los problemas en China se debían a la falta de respeto oficial por los derechos humanos.
Gao, un abogado que se tornó en crítico prominente de las fallas chinas en derechos humanos en 2002-2006, tomó casos relativos a violaciones al derecho de propiedad, el proscrito movimiento espiritual Falun Gong y la persecución religiosa.
Fue arrestado en agosto del 2006, condenado y colocado bajo arresto domiciliario. Fue condenado en un juicio que duró un solo día en base a nueve artículos publicados en cibersitios en el exterior, según informó la prensa en esa ocasión.
