Existe un peligro real de que los grupos islamistas como Al Qaeda y Jezbolá puedan aliarse con los cárteles de la droga latinoamericanos para lanzar nuevos ataques terroristas, dijeron ayer las autoridades.
Agentes de los grupos extremistas han sido identificados en varios países latinoamericanos, la mayor parte dedicados a la recaudación de fondos y la búsqueda de apoyo logístico. Empero, Charles Allen, director de análisis de espionaje en el Departamento de Seguridad Interna, dijo que podrían utilizar las rutas del narcotráfico y los ingresos de la droga para introducir personas e incluso armas de destrucción masiva a Estados Unidos.
“La presencia de estas personas en la región plantea la posibilidad que intenten atacar a Estados Unidos”, dijo Allen, un veterano analista de la CIA. “Las amenazas en este hemisferio son reales. No podemos ignorarlas”.
El director de operaciones de la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés), Michael Braun, indicó que “no redunda en nuestro interés que se junte esa gentuza”.
Al igual que el Talibán recurrió en Afganistán a la heroína para obtener fondos, los funcionarios estadounidenses sostienen que las enormes ganancias obtenidas por el narcotráfico en América Latina podrían brindar a Al Qaeda y otros grupos una fuente de ingresos. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han utilizado desde hace tiempo los narcodólares para obtener armas, suministros y financiar sus operaciones. Estados Unidos las considera una organización terrorista.
“Tenemos un híbrido que se ha desarrollado ante nuestros propios ojos”, dijo Braun.
Los jefes del narcotráfico en América Latina disponen de métodos de contrabando bien establecidos, de “lavado” de dinero, obtención de documentos falsos, refugios y la obtención de armas ilícitas, todo ello muy atractivo para los terroristas presionados ahora en el Oriente Medio y otros lugares.