El solitario 'Jorge', una tortuga gigante de las Islas Galápagos, famoso por su prolongada y malhumorada soltería, parece haber perdido su ermitaña condición y tras casi cuarenta años en cautiverio esquivando a Cupido, finalmente se apareó con una de las dos hembras con las que vivía desde 1993. (EFE)
El "Solitario Jorge", una tortuga gigante de las Islas Galápagos famosa por su prolongada y malhumorada soltería y por ser la única de su especie (Geochelone abigdoni), parece haberse apareado con una de las dos hembras con las que vive desde 1993, tras casi 40 años en cautiverio esquivando a Cupido.
Más de quince hembras y experimentos de todo tipo han pasado, sin éxito, por el corral de unos 700 metros cuadrados al que "Jorge" fue trasladado hace 36 años desde la Isla Pinta, en el norte del archipiélago ecuatoriano de Galápagos.
"Agotamos todas las posibilidades", dijo Washington Tapia, encargado del Área de Investigación del Parque Nacional Galápagos, quien admitió que ya el año pasado habían renunciado a la posibilidad de que se reprodujera.
"Pensamos que era imposible", señaló.
Pero, como suele suceder en temas de amores y desamores, nada está escrito: en el área de anidación del corral de "Jorge" se han encontrado nueve huevos, lo que ha dejado gratamente sorprendida a la comunidad científica.
Todo apunta a la paternidad de "Jorge", una tortuga de 145 centímetros de largo curvo por 140 de ancho curvo y un peso de 100 kilogramos.
Al parecer los flechazos de Cupido superaron el intento humano de cruzar a "Jorge" con diferentes hembras; obtener su esperma para inseminación artificial, estudios genéticos, análisis enzimáticos para comprobar la fertilidad, dietas, la búsqueda de especies similares en el mundo. Nada funcionaba...
Como no se lograban resultados positivos, los científicos le dejaron en 1993 dos hembras (Geochelone becki) de las islas Wolf y parecidas morfológicamente a él, pero "Jorge" no mostró hospitalidad hacia ninguna de ellas.
Tapia cuenta que "Jorge" era agresivo con las tortugas al punto de tener que alimentarlos en lugares separados. Tampoco tuvo éxito el llevar a otro macho para que "el solitario" aprendiera las "artes" del apareamiento. También su presencia le molestó.
"No encontramos explicación, no podemos decir cuál era la razón ni por qué no se apareó en tanto tiempo ni por qué ahora decidió reproducirse", indicó.
El científico relató que hace un par de meses se detectaron cambios en el comportamiento del famoso malhumorado y comenzó a compartir espacio con las hembras.
De los nueve huevos encontrados, cuatro estaban rotos, dos fisurados -con altísimas probabilidades de que se infecten con hongos y se pudran-, y tres en buen estado y con un peso que "sugiere fertilidad", los cuales están ahora en incubadoras.
Debido a que en reptiles el sexo del individuo no está determinado genéticamente sino por temperaturas de incubación, dos de los huevos encontrados están bajo una temperatura de 29.5 grados centígrados para obtener hembras y uno a 28 grados, en busca de un macho.
Si los huevos son fértiles, lo que se sabrá en 120 ó 130 días, se obtendrá una especie híbrida, pero tener un individuo totalmente puro genéticamente como "Jorge" tardará unos cinco siglos, dijo Tapia.
"Por ahora todo es una incógnita", añadió al señalar que si definitivamente se logra tener descendientes de "Jorge", deberán pasar "muchos años" para saber si éstos son fértiles, al tratarse de una especie "muy longeva y de madurez sexual muy tardía".
"Jorge", cuya edad no se puede precisar y de la que sólo se conoce que es un macho adulto al no presentar la cantidad de anillos concéntricos en cada una las placas del caparazón, algo típico de la juventud de esa especie, es de color marrón-grisáceo, completamente herbívoro y le alimentan tres veces por semana.
Aparte de pequeños hongos en algunas placas, "Jorge", que debe su nombre a un científico que lo vio por primera vez en un recorrido de rutina con guardaparques, ha pasado sus años de cautiverio sin mayores sobresaltos médicos.
La copulación de "Jorge" ha demorado su posible puesta en un hábitat natural, algo que ahora dependerá de si las hembras siguen anidando y de si los huevos son fértiles, apuntó Tapia.
"Jorge" ha sido poco sociable y "bastante tímido", recuerda Tapia quien, pese a las evidencias, continúa refiriéndose a la tortuga gigante como el "Solitario".