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Tic, tac, tic, tac

EL COMENTARIO DE HOY

Francisco Amparán

Una de las muchas razones por la que abundamos los seguidores del futbol americano, radica en que es un deporte de precisión: un campeonato se puede definir por pulgadas, y uno sabe cuántas se necesitaban para lograrlo. O puede perderse en segundos, y uno sabe exactamente cuántos segundos faltan para que cante la gorda, como dice el maestro Von Rossum.

Como la NFL es una liga tan competitiva, abundan los partidos que se definen, precisamente, en los últimos segundos. Todos los equipos tienen diseñadas ofensivas para los últimos dos minutos, en que las jugadas se ejecutan sin reunión previa de los jugadores, y todo está coreografiado para avanzar lo más rápidamente posible y obtener el resultado deseado (anotación de seis o de tres). Y todo ello, sin dejarle al enemigo tiempo en el reloj.

No voy a decir que la izquierda mexicana esté a dos minutos de las elecciones de julio de 2009. Pero, hallándose las cosas en el estado en que se encuentran, yo diría que están perdiendo por nueve puntos faltando por ahí de cinco minutos del último cuarto, y con sólo un tiempo fuera por pedir. O sea que de aquí en delante tienen que ejecutar al menos dos ofensivas exitosas, y esperar algún desbarre de sus contrarios, en caso de querer sacar un buen resultado. El reloj está corriendo, y las perspectivas no se ven halagüeñas.

Por supuesto, la izquierda empezó su debacle con una autoanotación: la reacción desmesurada ante su derrota en las elecciones presidenciales de 2006. El haber insistido en que les habían ganado Los Pinos por un fraude que nadie pudo probar (porque no existió); y hacerlo de maneras que molestaron profundamente a la ciudadanía, la pusieron en desventaja. Pero luego siguió cometiendo error tras error, de mayor o menor magnitud: desde la toma de las tribunas hasta la reaparición de Bejarano, la izquierda se la pasó perdiendo yardas y dejando correr el reloj. De manera tal que hoy el PRD sólo cuenta con el apoyo de su núcleo duro histórico (por ahí de uno de cada seis mexicanos) y le faltan ocho meses para ser casi barrido del mapa electoral a nivel nacional.

Finalmente, a mediados del último cuarto, un entrenador metió orden… aunque no todos los jugadores le hacen caso. Los Chuchos finalmente accedieron a la dirigencia del partido, y empezaron por pedirle perdón a la afición por tantos balones sueltos y pases interceptados. Ello marcó el distanciamiento definitivo con su corredor de balón más popular, pero que suele dejar caer el ovoide por todo el emparrillado. Quizá ese fullback tabasqueño termine dejando el equipo para irse a otro de expansión.

La cuestión es si esos golpes de timón no son demasiado tardíos. Si el PRD y lo que queda de la izquierda democrática que se pretende moderna podrá sacar adelante el partido (en todos los sentidos de la palabra) faltando tan poco tiempo para que el reloj se ponga en ceros.

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