Jesús Ortega y Alejandro Encinas celebran por separado los 19 años del Sol Azteca.
Las recriminaciones coronaron sus 19 años. Ambos bandos aprovecharon el festejo para intercambiar discursos de odio, de culpables y acusados. No más de dos kilómetros separaron a unos de otros.
Un pastel enorme, para cerca de 300 personas, esperaba el fin de los discursos en la expo Reforma, donde Alejandro Encinas y Leonel Cota encabezaron uno de los actos.
Música grupera, payasos y luchadores avivaron la fiesta de los “chuchos”, en el Monumento a la Revolución.
Celebraciones por separado, sin la presencia de sus dos principales figuras totémicas: Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, en un ambiente amargo, cargado de sarcasmos, de burlas y de agresiones verbales.
“Esta es la fiesta legítima”, se vanagloriaban los encinistas; esta es la fiesta “institucional”, advertían los “chuchos”.
Mordacidad como navaja de doble filo, para el cobro de viejas cuentas. Dos mundos, inventados por ellos mismos: “chuchilandia” y “pejelandia”, donde caben y no caben los herejes, las intrigas, los “chantajes”, “amenazas” y “presiones”, dependiendo el lado donde se esté.
Criticar al movimiento de Andrés Manuel López Obrador “es sinónimo de traición a este país”, tronó, admonitorio, Leonel Cota; se acabaron los tiempos del “dedazo”, del partido de una sola “línea”, advirtió tajante Guadalupe Acosta, desde el otro festejo.
Al añoso mausoleo del Monumento a la Revolución llegaron ríos de gente, armada con banderas amarillas, proveniente del Estado de México, en su mayoría huestes de Alianza Democrática Nacional (ADN), que apoyan a Ortega, ávidos de fiesta y jolgorio.
En un costado de la explanada, ajenos a los discursos, cientos de perredistas se arremolinaron al pie de un ring para admirar las piruetas y llaves de los luchadores anónimos, parodiando a los “rudos” y los “técnicos”, los “Encinas” y los “chuchos”, respectivamente.
Recurso para atraer gente, aunque ésta luego no les preste atención ni en lo más álgido del discurso, ni cuando la voz parece que se va a desgarrar al próximo grito que busca exorcizar el sueño que flota entre otros miles.
Allá arriba, en el templete, el presidente sustituto Guadalupe Acosta, con el coordinador de los senadores perredistas, Carlos Navarrete; la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta, y el presidente del Consejo del PRD, Camilo Valenzuela.
Todos ellos en torno a los “chuchos”, Jesús Ortega y Jesús Zambrano, en un festejo para recordarse, con la Sonora Santanera y otros grupos, entre globos, paletas y cilindreros, en una explanada casi llena y evidencias de acarreo: 30 camiones en los alrededores.
A cuatro cuadras de ahí, en lo alto de un salón para convenciones, los encinistas hicieron lo suyo, pero sin la presencia de los hombres del Gobierno legítimo, ni de los funcionarios del Gobierno del Distrito Federal.
Leonel Cota, Dolores Padierna, Gerardo Fernández Noroña, Alejandra Barrales en el centro del presidium, rodeados de sus más cercanos, en torno a un Alejandro Encinas que parece el agasajado más que el propio partido, en un discurso largo, dijo que la crisis por la que atraviesa el PRD es una oportunidad para corregir y construir un nuevo partido.
Desparraman el verbo en uno y otro acto. Cada cual eligió su mejor rincón para relamerse las heridas, mirar por la ventana de la historia y observar la ruptura que se dibuja en el horizonte.
Pide el PAN quitar
prerrogativas
El PAN solicitó al Instituto Federal Electoral (IFE) suspender al PRD el financiamiento público y las prerrogativas legales, entre ellas los espacios en radio y televisión.
Lo anterior, ante la falta de certeza jurídica sobre la dirigencia nacional de ese partido.
El financiamiento del PRD para 2008 es de alrededor de 436 millones de pesos (incluyendo actividades ordinarias y específicas), es decir, alrededor de 36 millones de pesos mensuales, más tiempos para spots en radio y televisión y programas de cinco minutos.
Roberto Gil, representante del PAN ante el IFE, confirmó que su partido presentó una queja ante el IFE para impugnar la designación de dos representantes legales del Sol Azteca -el senador Graco Ramírez y el diputado Raymundo Cárdenas, quienes ya concluyeron su encargo- por ir en contra de los estatutos y los documentos básicos del propio partido.
Esa queja, presentada el 29 de abril ante la Secretaría Ejecutiva del IFE y donde solicitaban la suspensión del financiamiento público, se ampliará con los acontecimientos recientes y el nombramiento de Guadalupe Acosta como dirigente interino del PRD, informó el panista.
Desconocen
dirigencia interina
Mientras los líderes de Nueva Izquierda, corriente a la que pertenece Guadalupe Acosta, recién nombrado presidente interino del PRD, defendieron ese nombramiento, Alejandro Encinas y Leonel Cota lo desconocieron.
El domingo pasado, Acosta y Martha Dalia Gastélum fueron designados presidente y secretaria general del partido, respectivamente, por el Consejo Nacional.
“Creo que es un asunto ilegal, y en todo caso, cuando concluya la calificación tendremos una dirigencia completamente legal y reconocida.
“(No hay) términos de reconocimiento de esa presidencia sustituta”, dijo Encinas.
El candidato a la dirigencia nacional había planteado la posible restitución de Cota como dirigente nacional, aunque sólo como interino, mientras se resuelve la elección interna.
Al respecto, Cota dijo que acatará cualquier decisión que tomen las instancias internas, incluyendo la posibilidad de regresar a la presidencia del partido.
Por su parte, los líderes de Nueva Izquierda subrayaron que la designación de Acosta se realizó en una sesión legalmente instalada del Consejo Nacional.
Jesús Ortega, líder de la corriente y candidato a la dirigencia nacional, indicó que el nombramiento es válido y que fue una decisión que se tomó para evitar carecer de órganos de dirección, razón por la que el IFE podía sancionarlos hasta con el retiro del registro.