Meryl Streep fue galardonada en San Sebastián. (EFE)
Merecedora del Premio Donostia del Festival de Cine de San Sebastián, Meryl Streep sedujo con su sentido del humor a la prensa horas antes de recoger el galardón que reconoce a una actriz que siempre ha recopilado experiencias “para devolverlas al mundo”.
La actriz estadounidense, considerada una leyenda viva del cine, recordó en San Sebastián, en una multitudinaria rueda de prensa, los mejores momentos de una carrera “que nunca ha estado guiada por razones estratégicas”.
Al ser madre de cuatro hijos, Streep, de 59 años, nunca ha encontrado tiempo para ser productora, por lo que “no ha existido un control de los guiones” que le han ido llegando en este tiempo. “Soy como la chica que espera que le saquen a bailar”, explicó.
Entre los libretos que sí han caído entre sus manos se encuentran los de Kramer vs. Kramer, Out of Africa, The Bridges of Madison County, grandes historias que le han reportado un desfile de mujeres variadas e interesantes a las que interpretar.
Ese amplio listado de mujeres sigue creciendo con la reciente Mamma Mia!, ya que Meryl Streep, que debutó en el cine hace 31 años junto a Vanessa Redgrave y Jane Fonda en Julia, se mantiene en primera línea en una industria como la de Hollywood.
“En estos momentos la industria está más interesada en gente de mi edad, porque los productores son gente de mi generación. Además cada vez hay más mujeres involucradas en el proceso de financiación”, analiza la actriz.
De momento son catorce las candidaturas al Oscar que acumula, de las cuales Sophie’s Choice y Kramer vs. Kramer le dieron una estatuilla, y Bette Davies le nombró su sucesora en una carta que le envió hace veinte años, aunque en su caso aún no cree que haya sucesora para ella, por la simple razón de que, considera, aún no ha acabado en la profesión.
El Premio Donostia no llegó antes porque la actriz no pudo asistir antes al Festival, ya que -dijo- siempre se encontraba trabajando en septiembre. “Robert de Niro me insistía: Tienes que ir a San Sebastián”, recuerda imitando los ademanes de su compañero de profesión.
Meryl Streep recibirá esta noche el galardón de manos del actor Eduardo Noriega y del cineasta y presidente del jurado de la Sección Oficial del certamen, Jonathan Demme, con quien trabajó hace cuatro años en The Manchurian Candidate.
Streep, que no ha parado de recibir piropos durante todo el encuentro, agradeció las palabras que Demme le dedicó en las que ensalzaba su “imaginación ilimitada”, aunque no se explica el por qué todos sus compañeros de trabajo tienen siempre palabras positivas para ella: “Será porque les pago a todos para que lo hagan”, bromeó.
Ante la inevitable pregunta relativa a sus inclinaciones políticas con las inminentes elecciones en Estados Unidos, Streep, tremendamente expresiva en todo momento, reprodujo un grito de alegría en el caso de que el candidato demócrata Barack Obama resultara ganador.
Un grito “que atravesaría el Atlántico y llegaría hasta aquí”, aseguró. “¿Si gana McCain? Buscaría vivienda en San Sebastián”, dijo con ironía.
Tampoco entra en sus planes convertirse en directora en un futuro próximo, aunque advierte: “La mayoría de los directores con los que he trabajado dirían que ya he dirigido antes -vuelve a bromear-. La verdad es que me gusta formar parte de todo el proceso creativo y expresar mis ideas de forma clara”, confiesa.