En la imagen la laguna de aguas residuales que se ha formado en el lecho del río Nazas.
Durante años empresas gomezpalatinas han descargado aguas residuales en el Nazas.
El río Nazas rebosa de agua de colores, parece una pequeña presa en un área de aproximadamente 60 hectáreas donde los pájaros, los patos “gallaretas”, así como las garzas, disfrutan de los insectos. Los arbustos y mezquites están grandes, verdes y contrastan con la aridez del entorno.
Pero no es que se haya recargado el acuífero, tampoco es un paraje de Raymundo, se trata de grandes lagunas de aguas residuales que tienen ya más de quince años depositadas en el lecho seco, a la altura del ejido “Las Huertas” y que ante la indolencia de la Comisión Nacional del Agua, la Profepa y Ecología Municipal, siguen creciendo.
Estos depósitos de aguas pestilentes que provocan ardor en nariz y ojos, se encuentran pegados a la colonia Laguna Norte a una distancia de aproximadamente 500 metros de la Universidad Autónoma de La Laguna (UAL), de la colonia El Roble y frente al Edificio Coahuila. Colindan además con las instalaciones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
La última denuncia pública que hicieron vecinos de sectores habitacionales aledaños fue en marzo de 2003, porque los olores eran insoportables sobre todo en las noches, y además la presencia de insectos y sus picaduras proliferaban. Hoy cinco años después, resurgen las quejas ciudadanas, porque el problema sanitario persiste y el daño al acuífero continúa pues visiblemente las aguas en aquel entonces, ya rebasaron por debajo un muro de tierra, afloraron y avanzan hacia el puente Solidaridad.
En este lapso, ninguna autoridad de los tres niveles de Gobierno, ni de Coahuila ni Durango han hecho algo. Y aunque es la rectora de los cauces de los ríos y está obligada a vigilar que no se contaminen los acuíferos, la Ley de Aguas Nacionales en su Artículo 86 evidencia la apatía de la Comisión Nacional del Agua al respecto pues ni impide las descargas y tampoco ha eliminado las lagunas.
El citado Artículo en su fracción III dice: “La Comisión tendrá a su cargo: establecer y vigilar el cumplimiento de las condiciones particulares que deben satisfacer las aguas residuales que se generen en bienes y zonas de jurisdicción federal; de aguas residuales vertidas directamente en aguas y bienes nacionales o en cualquier terreno cuando dichas descargas puedan contaminar el subsuelo o los acuíferos. Los artículos 88, 89, 119 y 120 detallan todas las obligaciones en que ha incurrido la CNA hasta la fecha.
En 2003, Rodolfo Walss Aurioles hoy secretario del Ayuntamiento de Torreón y entonces director de Ecología Municipal demandó la intervención de las autoridades federales de ambos estados y declaró que: “ninguna autoridad está vigilando ni interviniendo para solucionar este problema”.
A su demanda se sumó Rodrigo Martínez Rangel coordinador de la Asociación En Defensa del Ambiente, A.C. Él aseguró en 2003 que el problema viene de muchos años atrás, lo legal era que las descargas en el lecho seco del río tuvieron que suspenderse a partir de 1996, cuando entró en vigor la NOM-001-ECOL-1996 para aguas residuales. Esta disposición marca que es obligación de todas las empresas tener su planta tratadora para eliminar las sustancias peligrosas de sus desechos líquidos, reciclar o enviar a confinadores todas las sustancias peligrosas que dañen el ambiente.
En 2003 la Dirección del Medio Ambiente practicó análisis a las aguas de esas lagunas y detectó: niveles de grasas y aceites de 741 microgramos por litro (mg/lt) en el tubo de descarga y 95 (mg/lt) en la laguna del río. Lo permisible por la Norma Oficial Mexicana NOM-001-ECOL-1996, es de 15 (mg/lt).
Tres años antes, otro estudio realizado por investigadores del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey Campus Laguna a petición de un grupo de vecinos del fraccionamiento Residencial El Fresno se concluyó que es muy factible que la descarga de esta agua residual contamine el acuífero subterráneo.