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Tiranos salvajes

El comentario de hoy

Francisco Amparán

Lo sabemos desde hace mucho: las peores tiranías son aquellas que se mantienen durante largo tiempo en el poder, alegando que lo hacen para velar por el bienestar de sus pueblos; pero que en tiempos de crisis muestran lo poco que les interesa la gente, mostrando su lado más sádico. Por algún atavismo histórico, es en situaciones límite cuando las dictaduras presentan su peor cara, las negras entrañas que pretenden disfrazar con discursos y propaganda.

Así, la tiranía de Kim Jong Il en Corea del Norte prefirió continuar con su aislamiento, sin pedir ayuda al exterior, y gastando millones en las Fuerzas Armadas y un reactor nuclear, mientras quizá dos millones de sus conciudadanos morían de hambre en la pasada década. Sí, de hambre.

Pero lo que ha ocurrido en Myanmar en los últimos días, la verdad, se ha pasado de rosca, cualesquiera que sean los parámetros que uno maneje.

Luego de que un ciclón azotara las tierras bajas del delta del río Irawadi, ahogando a decenas de miles, la Junta Militar de ese país (al que todos conocimos antes con un nombre más bonito, Birmania), que ha estado en el poder desde 1962, mostró de qué está hecho: de mamarrachos infames, interesados sólo en mantener el poder, incapaces de ver por las más elementales necesidades de la gente a la que pretenden gobernar.

No sólo la respuesta gubernamental fue escasa y tardía; no sólo se le ha negado al pueblo birmano información sobre la realidad de la catástrofe. Sino que los generales hicieron todo lo posible por estorbar los primeros envíos de ayuda provenientes del resto del mundo.

Debido a que no tenían visa de entrada a ése, uno de los países más cerrados del mundo (junto a Norcorea, precisamente), decenas de expertos en manejo de desastres fueron impedidos de arribar a prestar ayuda. Un avión con rescatistas qataríes tuvo que regresarse a casa por la misma razón. Voluntarios extranjeros que iban a solicitar la mentada visa en la Embajada birmana en Bangkok se hallaron con que ésta ¡se hallaba cerrada por vacaciones! y que volvieran hoy… cuatro días más tarde, en un momento en que cada hora es crítica para millares de seres humanos desesperados.

Y no sólo eso: cuando apenas habían arribado dos aviones con alimentos, Naciones Unidas suspendió nuevos envíos porque los militares insistían en que dejaran las cajas en la pista del aeropuerto y ellos se encargaban de repartirlas… lo que va en contra de las políticas de la ONU. Sí, ya se lo imaginaron: como gobiernos priistas tras los sismos del 85, la Junta Militar quiere usar la ayuda extranjera para sus propios fines e intereses. Y por eso la ONU suspendió sus operaciones.

La brutalidad y el absoluto desinterés por el bienestar de su pueblo de la Junta Militar de Myanmar nos habla de lo malvados que pueden ser algunos regímenes. Y el absoluto desdén que sienten hacia lo que opine el resto del mundo.

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