La televisión por cable comienza a difundir una información urgente: Ingrid libre.
La noticia proviene de las declaraciones del ministro de Defensa del Gobierno colombiano, Juan Manuel Santos. En París, los familiares de la ex candidata presidencial franco-colombiana, Ingrid Betancourt, secuestrada el 23 de febrero de 2002 por las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC) no se atreven a confirmar la liberación y mantienen la prudencia. Dos horas más tarde, el presidente Nicolas Sarkozy, envía un mensaje grabado en cadena nacional desde el Palacio del Elíseo: “Toda Francia está feliz”. Después vendrían las emisiones especiales televisivas que en directo transmitían las imágenes del encuentro entre Ingrid Betancourt y su madre, Yolanda Pulecio. Está libre después de seis años de cautiverio en la fría y húmeda selva amazónica colombiana.
Las imágenes del traslado de los rescatados a la base militar de Tolemaida, llegaban a Francia en directo a través del canal Telesur, basado en Caracas y financiado por la mayoría de los países sudamericanos. Desde el Palacio del Eliseo, al lado del presidente de la República francesa, y del ministro de Relaciones Exteriores, Bernard Kouchener, los hijos del primer matrimonio de Ingrid Betancourt, Mélanie y Lorenzo, acompañados de su tía, Astrid, agradecían a Francia y a la comunidad internacional por el apoyo ofrecido a la causa de la liberación de su madre. Pero recordaban que aún quedan decenas de secuestrados. La lucha debe seguir. El presidente Sarkozy recordaba que además del caso Betancourt, Francia mantiene en la agenda la liberación del soldado franco-israelí, Gilad Shalit, secuestrado por el movimiento palestino Hamas en Gaza, hace dos años.
Bajo la sombra de la selva amazónica colombiana, Betancourt se convertía en un símbolo político y mediático. No era una secuestrada más. Su historia atraía la atención internacional del conflicto que enfrenta el Gobierno de Colombia con las fuerzas rebeldes desde hace 30 años.
Hija del diplomático colombiano Gabriel Betancourt, (fallecido durante el cautiverio de su hija) y de Yolanda Pulecio, ex senadora colombiana, Ingrid pasa su vida entre Francia y Colombia. Después de obtener su diploma en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de París, un centro de estudios de prestigio que forma a la clase política francesa, habla un francés sin acento y sigue a su esposo al extranjero. La pareja se casa en 1981. Mélanie nace en 1986 y después viene Lorenzo en 1989. Después vendría una ruptura matrimonial en 1991. Una segunda relación con un publicista colombiano. En 1994 Ingrid se convierte en senadora y en 1998 crea el partido Oxígeno Verde. En 2001 se presenta como candidata a la Presidencia de Colombia por ese partido ecologista. En 2002 es secuestrada. A través de tres videos se le sabía viva. El último, en noviembre de 2007. Se le veía extremadamente delgada, padecía los efectos de una hepatitis crónica.
Este martes por la noche, las reacciones de la libertad de Betancourt se colectaban dentro y fuera de Francia. La televisión, la prensa, la radio. La ex candidata presidencial, Segolene Royal, se expresaba desde Otawa, Canadá; el alcalde de París, Bertrand Delanoë, quien esperaba viajar la semana próxima a Bogotá para enviarle a la ex secuestrada un mensaje a través de la radio colombiana, diputados de todos los partidos, los dirigentes de los comités de apoyo que promovían la libertad de la franco-colombiana. El periódico gratuito que se distribuye en los transportes públicos de la capital francesa dedicaba su portada: Ingrid libre.
Así la agenda informativa de los medios y del Gobierno francés se reajustaba ante el anuncio de la liberación de Betancourt, dejando de lado la controversia desatada en los últimos días por el proyecto de reforma de la televisión francesa propuesto por el Gobierno de derecha y cuestionado por la clase política de izquierda toda vez que considera que habría una intervención directa del presidente al tener, entre otras funciones, el derecho a designar al responsable de la administración de la televisión pública. También se olvidaba por instantes la Presidencia de la Unión Europea que desde el primero de julio recae en Francia.