El próximo domingo Gigantes de Nueva York intentarán una de las más grandes hazañas en la historia del juego, vencer al mejor equipo de todos los tiempos (según la mayoría de los expertos en la materia).
El hombre encargado de encabezar e intentar semejante epopeya es Tom Coughlin, entrenador en jefe de los neoyorquinos, nacido en Waterloo hace 50 años. Waterloo es el lugar donde hace 192 años otro chaparro malévolo y genio de la estrategia militar mordió el polvo. De hecho Bill Belichik es sumamente parecido a Napoleón Bonaparte, sólo despójenlo de su chamagosa sudadera y pónganle el uniforme de general o emperador, perdonen la ignorancia, característico de Napoleón, y por supuesto con la celebre pose de como que se está buscando el celular. El que en Waterloo haya sufrido su peor derrota el bajito Bonaparte puede ser alentador para los seguidores de los Gigantes, aunque el pequeño detalle es que el Waterloo donde vio la primera luz Coughlin se localiza en Nueva York, bastante lejos del Waterloo histórico ubicado en Bélgica.
Necesitado de cualquier ayuda, por absurdo que parezca, este dato en algo le puede servir a don Tomás.
Bill Belichik no siempre ha sido un insoportable ganador, pocos se acuerdan del Belichik perdedor cuando era entrenador en jefe de los Cafés de Cleveland, incluso fue despedido por Art Modell antes de que la franquicia se mudara a Baltimore en 1996, la última temporada de Belichik con los Browns tuvo una racha de seis derrotas en siete juegos, terminando con una marca de cinco ganados y once perdidos, provocando su despido y su temporal abandono al puesto de head coach. Llegó a Nueva Inglaterra en su primera etapa como asistente del entrenador en jefe, después emigró a Nueva York con los Jets también como parte del cuerpo técnico. En el 2000 llega por segunda ocasión a los Patriotas, le tomó sólo un año iniciar la gran dinastía en que ahora ha convertido a su equipo, ganó el Super Tazón en el 2001, más adelante ligó otros dos en 2003 y 2004, ahora busca su cuarto en siete años, un dominio tal sólo es comparable al de los Acereros, que ganaron cuatro en seis años, de 1974 a 1979.
Coughlin contra Belichik, también en este duelo hay una gran diferencia, mientras que el entrenador de los Gigantes compila en 12 temporadas sólo cinco ganadoras (tres con Jaguares y dos con Gigantes) Belichik tiene ocho temporadas ganadoras de 13 dirigidas, siete en forma consecutiva. Con los Patriotas, Belichik tiene un extraordinario porcentaje ganador de .711 producto de 91 triunfos y 37 derrotas.
Se acerca el gran juego, y lo que se les aconseja a los Gigantes es que sigan manteniendo los reflectores y toda la atención en los grandes favoritos, y sobre todo no cometer el mismo error de Anthony Smith de los Acereros o el de Igor Olshansky de los Cargadores que se atrevieron a garantizar una victoria sobre Nueva Inglaterra. Gigantes, sigan diciendo que los Pats son los lógicos favoritos, que sería una hazaña ganar el partido, sigan así, es la mejor estrategia, ya les dio resultado a los propios Gigantes de 1990, Broncos de 1997 y los mismos Patriotas de 2001. Puede ser un Super Bowl más o un paso gigante para la humanidad.
