¿ALIGERAR LOS JUEGOS?
Han surgido otra vez críticas de que los juegos están durando demasiado en la Liga Mexicana, por parte de los cronistas, sobre todo los que no parecen muy enamorados del beisbol. Por muchos y muchos años, sin embargo, los que queremos al beisbol presumíamos frente a los fanáticos de otros deportes que nuestro pasatiempo no tenía que ver con el reloj, ya que había que lograr los 27 outs sin tener que mirar las manecillas que avanzan sin parar.
Naturalmente por mucho tiempo los juegos de beisbol duraban cuando mucho dos horas o un poco más, pero desde hace rato, con la fórmula de muchos relevistas, los encuentros se han alargado a tres horas de un juego normal y a cuatro cuando hay bastantes batazos y muchos pitchers. Aquel juego de 1941 cuando Diablos Rojos apaleó 19-0 al Monterrey duró solamente dos horas con 28 minutos.
Al llegar los juegos de play off se espera naturalmente que los partidos duren más tiempo, ya que los managers se exprimen doblemente el cerebro, hay más relevistas y más viajes al montículo. Eso provocó que después del primer juego de la serie final en el Foro Sol algunos se fijaran más en el tiempo que duró, cuatro horas con 36 minutos, que en lo formidable que fue la batalla con Diablos venciendo 10-8 al Sultanes de Monterrey. Fue el juego clave de la final, el más emocionante también, y es cuando los aficionados deberíamos estar contentos con que el reloj no sea el villano o héroe de cada partido. Desde el principio fue una batalla de alarido, un toma y daca espectacular, y la parte final fue electrizante.
Respecto a acortar el tiempo, la única solución es no permitir que los relevistas que llegan del “bull pen” puedan calentar al llegar a la lomita. Obligar que todos los parques tengan excelentes montículos en los “bull pens”. En lo particular creo que se está dando demasiada importancia al tiempo que dura el juego, en lugar de admirar la belleza que sólo proporciona el beisbol de nueve entradas o más.