EL FAMOSO NÚMERO 22
Ángel Castro ha sido el jugador más elegante que usted pueda haber conocido tanto para batear como para fildear en la primera base, en donde era un maestro en eso de levantar tiros picados de bote-pronto. Se puede decir que Castro fue nuestro Joe DiMaggio, el jugador más completo y más elegante al mismo tiempo.
Los aficionados de la Ciudad de México tuvimos la suerte de verlo en muchos partidos cuando jugó para Azules del Veracruz y Diablos Rojos del México, siendo parte muy importante de los Alijadores de Tampico desde la década de los treintas y pilar en los campeonatos logrados por los Jaibos en 1945 y 1946.
La temporada de 1951 fue inolvidable al ver a Castro ganando la triple corona con los Azules del Veracruz en un año que ganó el campeonato el equipo de Jorge Pasquel. También es el único jugador de la historia que además de ganar la triple corona ofensiva fue también ese año el manager del club.
En 1955 fue parte del primer Tigres, aunque pensaron que ya estaba acabado y lo dieron de baja, pero Castro se recuperó para tener todavía buenas campañas jonroneras con el Águila. Fue a Nuevo Laredo en ese 1955 para batear .327 con 12 jonrones, pasando al Águila, que manejó en 1956 y 1957, despidiéndose en esta última temporada con una gran campaña de 19 jonrones, por lo que nos dijo adiós por la puerta grande. Terminó con .306 de average.
Su jonrón más famoso fue el que bateó en el puerto de Tampico en un duelo de ceros entre Pericos de Puebla y Alijadores en la temporada de 1945, que llegó empatado a cero hasta el cierre de la décima entrada. Hasta entonces el pitcher de los Pericos, Tomás “Planchardón” Quiñones, nativo de Puerto Rico, estaba tirando sin hit ni carrera pero vino entonces Castro con un cuadrangular sobre la barda derecha para dejar a Quiñones llorando a lágrima viva en la caseta de los derrotados verdes. Inmortalizó el número 22 que utilizaba.
En los inviernos fue Castro estrella sobre todo con los Venados de Mazatlán y le vi un largo cuadrangular en el Parque Merino de Poza Rica, en febrero de 1955, en un gran duelo entre Procopio Herrera por Venados y Memo López por Petroleros. La pelota a gran altura se perdió en la noche de Poza Rica. Castro ganó en la costa mexicana un título de jonrones y dos de carreras empujadas.