EL GRAN ESPINO
En 1960 el ingeniero Alejo Peralta convenció a la mayoría de los directivos para que patrocinaran equipos en una nueva Liga Central que iba a ser integrada solamente por jugadores jóvenes mexicanos, y Espino encontró acomodo en el club Tuneros de San Luis Potosí, que le fue asignado a los Sultanes de Monterrey y cuyo propietario, Anuar Canavati, era de los más renuentes en aprobar la nueva idea. Casi se sacó la lotería sin comprar el boleto.
Espino fue estrella desde el primer año y pronto se convirtió en superestrella, tanto aquí con varios equipos como en el Pacífico con Naranjeros de Hermosillo, dejando grandes records antes que llegara la hora del adiós.
Después de tener toda clase de problemas con las diferentes directivas de los Sultanes, Espino fue un hombre feliz con Alijadores de Tampico de Cono Canavati, Max Stein y Sergio Kreimerman, al que ayudó mucho a que fuera campeón en 1975. Hizo una pareja formidable con el también jonronero Joe Pactwa, un zurdo americano que la botaba y era pitcher estelar. Un Babe Ruth de bolsillo.
Los 46 jonrones de Espino en 1964 deberían ser todavía el récord en la Liga Mexicana pero luego vinieron los años de la pelota superviva, la Comando, y los 54 cuadrangulares de Jack Pierce en 1986. Los aficionados del Parque del Seguro nunca olvidaremos aquel domingo de 1964 cuando dio tres jonrones en el partido, uno sobre cada una de las tres bardas, en batalla contra los Diablos Rojos.
Además de ser el número uno de los bateadores mexicanos, Espino era formidable como persona, con un gran corazón y mucho respeto y amistad para todos. Los que lo vimos jugar pensamos que Espino habría triunfado plenamente en las Ligas Mayores.
Terminó con 453 jonrones en su gran carrera de verano y debería ocupar el primer lugar de todos los tiempos pero la pelota viva otra vez ayudó a que Nelson Barrera terminara con dos cuadrangulares más, 455.
Espino incursionó por el mundo de los managers, aunque en las pocas oportunidades estuvo al frente de equipos de “callejón sin salida” y todos sentimos un dolor profundo cuando supimos que había muerto, todavía bastante joven, de un ataque al corazón en un domingo trágico.
