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rosario ramos salas

Tres grandes temas han sido y son preocupación constante de los gobiernos tanto a nivel federal como estatal y municipal. Más aún, no sólo preocupación de ellos, también de los políticos, de los candidatos a algún puesto de elección popular, de legisladores y funcionarios. En fin, de todos. Los tres temas que más preocupan a nuestros gobernantes y políticos son: seguridad, empleo o economía y educación.

Lo vemos en las campañas políticas cuando los candidatos andan en campaña, elaboran sus programas y ofrecen las grandes promesas; lo leemos en los diarios, lo escuchamos en las mesas de análisis, lo vemos en los programas de televisión. Para que un país, un estado o una ciudad prospere debe tener cubiertos esos tres grandes temas: una casa segura para vivir y crecer, una economía relativamente solvente y que satisfaga las necesidades básicas de la población, siguiendo la pirámide Maslow y el acceso a una buena educación que le permita al ciudadano precisamente lograr las otras dos.

Y resulta que el mundo o el país que habitamos anda un poco patas arriba, como comúnmente decimos. Veamos: se nos dice que en seguridad estamos dando la batalla al narco. Esta semana visitó el país Condoleeza Rice, la secretaria de Estado del país vecino y se reunió con la canciller Patricia Espinosa y resulta que se congratulan mutuamente de que la cooperación bilateral en el combate al narco y al crimen organizado guarda un “nivel positivo”.

No sé qué a se refieren con nivel positivo, cuando diariamente mueren en esta guerra diez o veinte o más personas y se afecta inclusive a personas que nada tienen que ver en esta lucha. Atendamos el caso de nuestra ciudad, en esta semana en la colonia Villas la Merced, ¿cuándo antes se había visto que las bandas se dieran a llenar o que la Policía se viera rebasada y se sintiera poco capacitada para hacer frente a estos enfrentamientos? ¿En manos de quién estamos? ¿Cómo puede un Gobierno garantizar la seguridad de sus gobernados en estas condiciones?

Si seguimos con el tema económico, resulta que ahora la turbulencia mundial, la economía globalizada, el sistema liberal deja a las fuerzas del mercado sueltas y libres y de repente el país más poderoso del mundo hace que la bomba explote y ahora nos encontremos en una situación de picada. Baja de remesas, desempleo, disminución de flujo, menos crédito y más caro, desaceleración de la economía, menos demanda de exportaciones, menos turismo, el precio del petróleo por los suelos -cuando solía ser nuestro gran salvador-, el dólar subiendo, menos recaudación fiscal, menos utilidades de las empresas.

Total que la turbulencia va para rato y como dicen: más vale que nos vayamos acostumbrando. Que los gringos gastaron de más, que los bancos fueron irresponsables, que al mercado se le pasó la mano. Razones sobran, pero el caso es que de un día para otro la realidad cambió y entendamos o no de términos de economía como turbulencia o desaceleración o caída libre o tasas bajas, lo que sí sabemos es que algunas empresas ya desocuparon “equis” número de empleados y no hay trabajos suficientes ni créditos, ni ahorro. Y el Gobierno ¿qué está haciendo? ¿Hacia dónde hay que ir? ¿Quién está al mando del barco?

Y el tercer tema de no menos importancia, la educación de nuestros niños y jóvenes, ¿cómo anda? Si hace algunos meses se firmó la Alianza para la Educación y se exige ahora concursar las plazas para los maestros y se evalúa tanto a alumnos como a profesores. Y se nos dice que hemos subido puntos en los niveles de educación. Pero por otro lado vemos las señales cruzadas y ya no entendemos. ¿De dónde salieron los recursos para regalar 49 Hummers? ¿No es esto un insulto para nuestros niños? ¿Qué ejemplo dan los líderes de los profesores? ¿Dónde está la austeridad que hay que enseñar a nuestros niños, ante una crisis como la que se viene?

Me resulta difícil encontrar explicación a situaciones tan complejas y confusas de entender. No encuentro razones de peso para que miles de niños en el estado de Morelos lleven meses sin clases, ni encuentro explicación a que la señora Gordillo regale tamañas camionetas a los líderes.

Tres temas tan importantes y sin embargo, pareciera que vamos para atrás. Quisiera estar equivocada, no ser tan pesimista, confiar en que encontraremos una salida o varias, y pensar que los mexicanos saldremos adelante. Ojalá y encontremos la brújula, que nuestros gobernantes la encuentren y que confiados trabajemos para avanzar.

garzara1@prodigy.net.mx

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