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Triunfa Eloy en su despedida

Noche de oro, seda, sangre y luna, Eloy Cavazos deja huella imborrable en los laguneros que acudieron ayer al Coliseo Centenario para presenciar la despedida del Pequeño Gigante de la fiesta brava. (Fotografía de Jesús Galindo)

Noche de oro, seda, sangre y luna, Eloy Cavazos deja huella imborrable en los laguneros que acudieron ayer al Coliseo Centenario para presenciar la despedida del Pequeño Gigante de la fiesta brava. (Fotografía de Jesús Galindo)

Ulises Rivera

Monumental noche de despedida con entrada aceptable, se abre la puerta grande del Coliseo Centenario, parten plaza los diestros Eloy Cavazos, Arturo Macías y Federico Pizarro.

El primero de la noche denominado “Maestro” herrado al fuego con el número 89 de a ganadería de Montecristo, después de la suerte de recibo, el burel acude al corcel y es castigado, en la suerte de banderillas solamente se le colocaron dos pares al toro, pues el maestro Eloy Cavazos apreció las condiciones del animal y solicitó cambio de tercio, con la muleta Eloy inicia su faena en los medios y le extrae pases por derecha, continúa su labor con breve y emotiva faena, rodilla al suelo, muletazos por izquierda ante la algarabía del respetable, al momento de la verdad hunde la espada hasta los moños, obteniendo como resultado un apéndice, palmas y vuelta al ruedo.

El segundo de la tarde resultó ser “Regio” con el número 19 de la ganadería “El Sauz”. Federico Pizarro le recibe con la capa y es aplaudido, el toro acude con bravura al castigo. Pizarro brinda la muerte de su enemigo a la afición lagunera, que le responde con nutridas palmas, inicia su labor en los medios con pases por derecha, cambia por la espalda y el burel acude al engaño, Pizarro continúa en el sitio cambiando por naturales, concluye por igual su faena al tiempo que la banda toca el paso doble, las palmas resuenan en el Coliseo. En la suerte máxima estocada fulminante, por su labor el torero sale al tercio y con las palmas la afición lo invita a dar la vuelta al ruedo.

De la puerta de chiqueros sale el tercero de nombre “Inolvidable” herrado con el número 78 de la ganadería de “Montecristo”. Es el turno de Arturo Macias “El Cejas”, quien recibe pegado a las tablas con farol de rodillas, de pie verónicas con la capa, al igual que sus antecesores el burel acude al castigo de varas. “El Cejas” brinda al respetable y lanza la montera que cae con los machos al suelo. Inicia su faena sentado en los riñones con muletazos por derecha y pase de pecho, luego una tanda que remata con rodilla al suelo, el toro acude al engaño por el mismo lado, finalmente con la espada pinchó en abundancia, el burel muere tras la puntilla y el matador se excluye el trofeo. Silencio.

El cuarto de la noche fue “Glorioso” con el número 177 de la ganadería de “Montecristo”, el segundo de su lote para Eloy Cavazos, recibe con dos verónicas pegado a las tablas, en la suerte de varas el toro acude con bravura. Previo a la suerte de banderillas Eloy le realiza una emotiva chicuelina con la capa, inicia su faena muleta en mano, al tiempo que la banda toca “Las Golondrinas”, faena de temple y dominio, el ole y las palmas cimbran todo el Coliseo, pases de desdén en los medios y faena por naturales, el público de pie, continúa su labor con cambiados por la espalda hasta arrojar la muleta y quedar inmóvil en los terrenos del toro, humilla al enemigo y la plaza se pone de cabeza tras las palmas y los gritos de torero, torero. Finalmente pasaportea de inmediato a su enemigo y acude a los medios a recibir el reconocimiento del público con carretadas de emotivos aplausos. Resultado artístico para rabo y dos apéndices, vuelta al ruedo y ovación, consiguiendo así cortar el primer rabo en la historia del Coliseo Centenario.

El quinto de la noche fue “Grande” con el número 94 de la ganadería de “El Sauz”. Federico Pizarro realiza capotazos de reconocimiento, después del castigo de varas le realiza quites por chicuelinas y remata con revolera. Pizarro brinda la muerte de su enemigo al maestro Eloy Cavazos, con la muleta series básicamente por derecha, a la hora de la verdad toro y espada se encuentran en la unión, el enemigo rueda por los suelos. Silencio.

Finalmente sale “Cariñoso” con el número 10 de la ganadería de “El Sauz”. Arturo Macías lo recibe pegado a las tablas para enviarlo de inmediato al castigo, el burel acude con bravura. Con la muleta “El Cejas” se muestra voluntarioso al recibir con el pase del desdén, el burel acude al engaño con la cabeza arriba y derrotando, Arturo Macías, se mostró firme y aguantando al enemigo extrayendo pases por derecha, faena difícil pero arrancadora de palmas, al momento de la verdad “El Cejas” hunde la espada, el burel tarda en caer y se escucha un aviso, en el segundo intento pincha en hueso, en el tercero media estocada tendida y el enemigo cae, el puntillero lo levanta al tiempo que se escucha el segundo aviso, finalmente el toro muere tas la segunda puntilla, Silencio.

El gigante de los ruedos resultó ser el triunfador de la noche. Eloy Cavazos se despide de la Comarca Lagunera tras cortar un rabo y tres apéndices a los toros de Montecristo, finalmente sale a hombros del Coliseo Centenario, obteniendo así los máximos honores en su despedida. Por su parte los alternantes se van en blanco.

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