Turbulencia financiera ‘devora’ ahorros
En julio, las malas noticias tocaron a la puerta de casi 40 millones de personas afiliadas a las Afores. Fue el primer aviso de que la crisis financiera internacional empezaba a castigar estos fondos
Hace apenas unos días, Ana María Villanueva recibió en su domicilio una carta. El texto, ilustrado con las clásicas caritas felices, le fue incomprensible al principio. Ahí se le planteaba que no había de qué preocuparse, pues aun en presencia de una crisis económica y financiera sus ahorros estaban seguros; eso sí, las happy faces de Harvey Ball le anunciaban, con todo y su tierna sonrisa, que su capital era menor que en el último corte —julio pasado—, pero que, al tiempo, recuperará plusvalía.
Anita, de 55 años, con sus dos hijos graduados y empleada de una empresa privada desde hace 26, piensa jubilarse de un momento a otro, “ya me he salvado de varios recortes”, comenta con la carta de las sonrisas temblando en sus manos.
Pero ahora, sus planes pueden cambiar drásticamente si, como plantea su cuenta individual en la Administradora de Fondos para el Retiro (Afore), en los últimos cuatro meses el valor de sus activos se ha reducido. “No me va a alcanzar para vivir”, dice ella, que nunca ha dependido de nadie.
Y es que en julio, las malas noticias tocaron a la puerta de casi 40 millones de personas afiliadas a las Afores. Fue el primer aviso de que la crisis financiera internacional empezaba a castigar estos fondos, pues entonces se reportaron las primeras minusvalías (pérdidas que resultan de la venta de un activo a un precio inferior al de compra).
Según datos de la Comisión Nacional de Ahorro para el Retiro (Consar), al 31 de octubre anterior dichas minusvalías ascienden a 64 mil millones de pesos, que representan, por ejemplo, 90% de las aportaciones de los trabajadores en el mismo periodo, las aportaciones totales de 2001 o, incluso, dos veces el dinero ahorrado en todo 1999.
Los trabajadores, por supuesto, no se explican cómo dos más dos ahora suman tres. Pero esas cifras negativas aparecieron en sus estados de cuenta porque los activos totales —hasta octubre— se ubicaron en 838 mil 600 millones de pesos, con apenas un aumento de 0.86% nominal y equivalente a 7 mil 172 millones pesos; mientras que las aportaciones totales de los trabajadores sumaron 71 mil 56 millones de pesos.
Todavía más: si a estas cifras se les aplica el descuento por la inflación, entonces los activos a octubre presentan una pérdida de 3.58%. Esto significa que ni siquiera compensaron el aumento de precios promedio en el periodo, que es precisamente una de las funciones centrales de las pensiones: no perder el valor de compra al paso del tiempo.
Encima, el escenario financiero en el corto plazo no es nada halagador para quienes, como Anita Villanueva, esperan recuperar pronto la plusvalía de sus recursos en el sistema de pensiones. El panorama económico es incierto para todos, en medio de reducciones de tasas en Estados Unidos, alzas en los réditos mexicanos y ajustes a la baja en los precios objetivos de las empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), lo que, desde luego, provocará que las buenas noticias se posterguen.
Junio, el peor de la década
Las cifras de junio son clave para explicar este descenso.
Al cierre de ese mes, los activos netos administrados por las Siefores sumaron 834 mil 600 millones, cifra que representa una caída de 49 mil 900 millones (5.6% nominal) respecto al cierre de mayo. Durante junio, además, ingresaron 3 mil 600 millones por concepto de aportaciones para Retiro, Cesantía y Vejez (RCV) y, simultáneamente, salieron mil 200 millones por concepto de comisiones. De este modo, la disminución total en los activos administrados por las Afores fue de 52 mil 300 millones, imputable a minusvalías en sus portafolios.
Según el análisis realizado por Arnulfo Rodríguez, economista de la Mesa de Análisis de Accival, por efecto de estas minusvalías las Afores registraron en promedio un rendimiento mensual negativo de 5.66% nominal (-50.28% anualizado), al cierre del sexto mes de 2008. Esta tasa representa el peor rendimiento histórico del sistema de pensiones en México, reformado en el verano de 1995.
Así, en junio, los rendimientos netos nominales de 36 meses para las Siefores Básicas 2, 3, 4 y 5 fueron considerablemente menores a los de mayo —hasta 2.88 puntos— y se ubicaron en alrededor de 6% anualizado.
Para explicar las caídas en el valor de las carteras, el analista expone: “El deterioro del panorama inflacionario y el incremento de 2.5 puntos en la tasa de fondeo impulsaron un alza en la curva local de rendimientos. Las tasas de los bonos con vencimiento en 2017, 2027 y 2036 alcanzaron máximos históricos de 9.22%, 9.34% y 9.42%, en cada caso. Por su naturaleza, las Afores mantienen una posición mayoritaria de 38% en estos instrumentos. Sin embargo, invirtieron en ellos a tasas menores que las observadas en junio, lo que generó una abrupta depreciación de sus portafolios”.
De la realidad a la fantasía
La Consar, en un intento por explicar la situación al trabajador, y en la parte que habla de las minusvalías, establece: “La principal afectación de la volatilidad financiera internacional a los recursos de los trabajadores viene de las alzas en las tasas de interés de los instrumentos de renta fija” y, añade: “Las alzas en las tasas de interés de largo plazo provocan que si las Afores compraron un bono que pagaba 7% y ahora un bono similar recién emitido paga 8%, el valor del bono que tienen las Afores disminuye”.
Mario Luis Cortés Mencías, investigador del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE), tiene sus dudas: “A mí me preocupa el juego de las Afores; el manejo de una caja oscura en donde ingresa mucho dinero, pero nunca se detalla en el estado de cuenta cuál es el destino o el portafolio de inversión al que se apuesta. Simplemente nos dicen: ‘Las cosas salieron mal y nos fue mal a todos’ o, si es el caso, ‘las cosas salieron bien’. Es un juego donde nadie sabe nada”.
Para explicar esta situación, el experto añade: “Hay mucha opacidad en el manejo de estos recursos, que es una aportación constante todos los meses y sin riesgos, a través de las aportaciones obrero-patronales y el Gobierno. Y ellos, en referencia a los intermediarios, no dejan de cobrar por ningún motivo sus comisiones respectivas, que en ocasiones son superiores al rendimiento que tiene la propia Afore”.
Y es que, dice el también economista de la Universidad Panamericana, “no me explico cómo a unos les salen las cuentas y a otros no”. La Consar tiene que entrar a revisar los Comités Técnicos de las Afores, que están encargados de definir los instrumentos de inversión y generar sanciones.
En este contexto, toma nueva fuerza la propuesta de Jesús Ramírez Stabros, diputado del Partido Revolucionario Institucional (PRI), quien ha propuesto que las Afores cobren su comisión sobre el rendimiento que generan y no sobre el saldo de cada cuenta; con ello, afirma el legislador, las aportaciones se irían directo al ahorro del trabajador, pues las Afores no cobrarían por sus servicios en tanto no generen beneficios y, en consecuencia, compartirían el riesgo con el trabajador.
La propuesta también plantea ganancias para el trabajador desde el primer año de cotización, ya que en el esquema actual se obtienen beneficios hasta después de tres años, debido a que el rendimiento no compensa lo que se paga en comisiones. Además, condiciona la autorización de una Afore, siempre y cuando ésta tenga una reserva con recursos propios equivalente a 1% de los fondos.
Gobierno al rescate
Dónde surgen más dudas es en la generación de 1940, que son las personas que están cerca de la jubilación y que tienen el riesgo de recibir una menor pensión por las minusvalías.
Al respecto, Mario Cortés comenta: “Definitivamente bajará el valor de su fondo de retiro y, por ende, será menor el monto mensual que reciban, pues si se van a la opción de pagos mensuales, los están agarrando en la parte baja del rendimiento”. Sin embargo, la Ley es muy clara: las generaciones de las décadas 40, 50 y 60 tienen la posibilidad de apegarse al Régimen 73, en donde la pensión se calcula en función del promedio del salario de los últimos cinco años trabajados, y no se toma en cuenta el monto de recursos que se tengan actualmente en las Afores.
En todo caso, explica el economista, los recursos que tienen en su Afore se le entregan al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Gobierno tendrá que completar el monto para pagar la pensión.
Un factor que, sin duda, sí incidirá será la edad del retiro del trabajador. Según los artículos 167 y 171 de la Ley de Seguridad Social de 1973, una persona que se jubile a los 60 años tendrá una pensión de 75%, a los 61 años 80% y a los 65 años el 100%.
2009: riesgos, quiebras, minusvalías
Para 2009, sin embargo, la situación puede empeorar. Se espera una mayor profundidad en la crisis económica y financiera, y fuertes problemas para las Administradoras de Fondos para el Retiro.
En este sentido, Jorge Cardiel Hurtado, investigador de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), no duda que alguna o algunas de las que actualmente operan en México quiebren, “que entreguen la ‘lana’ y se salgan del sistema… ese es un escenario probable para las Afores”.
Cardiel Hurtado insiste en que ya “hay algunas Afores que presentan pérdida y, con la disminución de flujos, habrá problemas de viabilidad”.