¡Un grito de paz¡
Familiares de agentes desaparecidos, así como de víctimas de la delincuencia organizada, participaron en la marcha y pidieron paz a las autoridades de los tres ámbitos de Gobierno.
Durango. Cientos de duranguenses se reunieron la tarde de este sábado para pedir paz en el país e iluminar la esperanza de familiares que han sido víctimas de la delincuencia organizada. Marcharon para pedir “ya basta” a la impunidad y a la corrupción de autoridades.
A las 6:00 de la tarde se empezaron a reunir personas de la sociedad en el crucero de la avenida 20 de Noviembre y Cuauhtémoc con sombrilla en mano y algunos con rosarios. Todas con un solo objetivo: unirse a la petición de paz.
Inicio. La marcha inició alrededor de las 7:10 horas, líderes de los diferentes sectores empresariales empezaron a organizar la caminata, a ella se unió el arzobispo Héctor González Martínez y a un lado lo escoltaban religiosas con un rosario y vela en la mano.
A la marcha se unieron familiares de José Estrada Acuña, quien fue secuestrado desde el 31 de mayo del 2004 y que hasta la fecha no se sabe nada de él; también se encontraban personas cercanas a los agentes de la Dirección Estatal de Investigación que han fallecido en los últimos días, así como del comandante Jorge Serrano y el agente Jesús Cavada, quienes se encuentran desaparecidos desde hace más de 104 días, todas con lágrimas de dolor y desesperación.
Detalles. Algunos ciudadanos fueron llegando poco a poco a la marcha y se fueron incorporando en los diferentes cruceros, todos unidos al silencio del dolor. Una manta en el crucero de 20 de Noviembre enojó a los Caballeros de Colón, “La verdadera paz emana de la justicia” y se repartieron algunos volantes.
Al llegar a la Plaza IV Centenario las personas entonaron el Himno Nacional y se alzaron las luces hacia el cielo; posteriormente se formó en el piso la palabra paz y se colocaron veladoras en las escaleras de Gobierno del Estado.
Finalmente se agradeció a los asistentes, diciendo que esta marcha es para hacer un llamado a las autoridades, para terminar la ola de violencia que no se detiene y que cada vez es más grave.
Brenda M. García | El Siglo de Durango