En el suelo y por montones están las rejas, las paredes y alguna parte antigua del mobiliario que ya nadie quiere. Adentro del Palacio de Escárzaga prácticamente ya no hay gente, se ve la soledad, la mudanza se lo llevó todo.
El Siglo de Durango
La apariencia del Palacio de Escárzaga haría creer a cualquiera que un huracán o un temblor cimbró al edificio. Sin embargo, se trata de las obras de rescate del edificio que albergó durante décadas a la Presidencia Municipal, el cual será convertido en museo.
Los trabajadores entran y salen. Los martillazos se oyen constantemente en los alrededores. No se trata de un sitio en abandono ni de ruinas de lo que fue la sede del Gobierno Municipal. El edificio ha sido desalojado ex profeso para rehabilitarlo y darle otro uso.
Adentro, la misma presencia de los trabajadores de la construcción contratados para este proyecto es la causante de los montones de escombro, de los pedazos de bardas y muros falsos, de los muebles que ya no sirven. Pero a simple vista parece que llegó un ciclón.
OBRA
Fotografías que ya nadie quiso, muebles que quizá no tienen remedio, aparatos de aire acondicionado que se irán seguramente a la basura, baños viejos, partes de luminarias que no volverán a ser encendidas. De todo ha derribado ese huracán de obreros en la obra.
La intención es dejar casi libre el edificio como si fuera un cascarón, sin el sinfín de paredes de tablaroca que fueron colocadas con el paso del tiempo para generar subdivisiones, oficinas y pequeñas estancias dentro del histórico Palacio.
En el suelo y por montones están las rejas, las paredes y alguna parte antigua del mobiliario que ya nadie quiere. Adentro del Palacio de Escárzaga prácticamente ya no hay gente, se ve la soledad, la mudanza se lo llevó todo.
HISTORIA
Según el documento Historia de un Palacio, elaborado por Javier Guerrero Romero, el edificio que tuvo en su interior a la Presidencia Municipal hasta hace unas semanas fue construido a fines del siglo XIX, cerca de 1887.
El dueño de la finca era Pedro Escárzaga Corral, rico comerciante, minero y político, que ostentó el cargo de Diputado propietario por el Distrito de Santiago Papasquiaro, de donde era originario, quien “emprendió la construcción de una bella mansión, un palacio que llevaría su nombre”, según el historiador.
Para ello contrató al más prestigiado constructor establecido entonces en Durango, al ingeniero Estanislao V. Slonecki, “quien diseñó y dirigió la edificación de la majestuosa residencia”.
La obra se inició a principios de 1898 y la residencia debió estar concluida hacia 1901, un año después, Pedro Escárzaga había mudado su residencia al flamante palacio.
VENTA
En septiembre de 1929, después de que fue embargado y luego rematado el Palacio de Escárzaga, los nuevos dueños lo ofrecen en venta al Municipio. Pero la autoridad no tenía presupuesto para adquirirla. En 1930 se dio el primer abono del adeudo y un par de años después se finiquitó el contrato a favor del Ayuntamiento.
Inmediatamente se iniciaron los trabajos de acondicionamiento del edificio, mismos que fueron encargados al maestro de obras Mariano Chacón, por lo que se concluyó la reconstrucción de la fachada y se realizaron los trabajos necesarios para dar cabida a las dependencias municipales, adquiriendo la fisonomía que hasta hoy conserva.
La nueva sede del Ayuntamiento de Durango fue solemnemente inaugurada el 18 de junio de 1930, denominándose al edificio como Palacio Municipal.