Hace unos días el Frente Polisario cumplió 35 años de fundado. A lo largo de todo ese tiempo, no ha podido conseguir el objetivo para el que fue creado: la independencia del territorio usualmente llamado Sahara Occidental; pero que sus habitantes prefieren llamar la República Árabe Independiente Saharaui. El problema es que esa entidad sólo existe de nombre, y no es reconocida internacionalmente.
La historia de ese atormentado territorio se remonta a las épocas imperialistas. España tenía en esa parte del Norte de África una colonia que llamaba Sahara Español. Es un pedazo de desierto horrendo, con suelos tan salitrosos que difícilmente crece algo en ellos. Pero que contiene litorales buenos para la pesca, y yacimientos de fosfatos bastante cuantiosos. La población española era escasa, fundamentalmente administradores coloniales y soldados que custodiaban el Sahara. Contra ellos se lanzó el Frente Polisario, cuando resultó notorio que España iba a dejar el territorio, a principios de los setenta del siglo pasado. Los saharauis creyeron que podían arrojar a los españoles y alcanzar la independencia.
Y sí, se fueron los españoles… pero llegaron los marroquíes. Marruecos, país situado al Norte del territorio, lo invadió sin decir agua va en 1975, y procedió a proclamarlo anexado… aunque eso tampoco es reconocido por nadie. Siguió una larga y amarga guerra de guerrillas entre el Frente Polisario y las tropas marroquíes, un conflicto del que poca gente sabe algo, y que rara vez aparece en las noticias.
Y es que la guerra continúa. A pesar de que en 1991 se llegó a un acuerdo respaldado por la ONU, Marruecos se ha negado a cumplir lo pactado, y nunca ha habido ninguna votación para que los saharauis decidan su destino: si ser parte de Marruecos, o lograr la independencia.
Para aislar a los saharauis, arrinconándolos en la región más inhóspita del país, Marruecos construyó un muro a lo largo del país, muro que alcanza cerca de dos mil kilómetros de longitud, y a lo largo del cual hay sembradas millones de minas personales: quizá la mayor concentración en el mundo de esas odiosas armas.
Es a lo largo de esa muralla (junto a la cual lo que hace Estados Unidos en su frontera con México es de risa loca) que sigue dándose la guerra entre el Frente Polisario y los marroquíes. Pese a que la ONU no les hace mucho caso, pese a los largos años de lucha infructuosa, los del Polisario ahí siguen, sin darse por vencidos.
Uno más de esos conflictos olvidados, antiquísimos… y aparentemente irresolubles. A menos que la ONU le eche ganas al asunto… lo que, en vista de lo ocurrido en el pasado, no parece que será el caso en un futuro previsible.