Jorge Vergara, ahora dueño de las Chivas Rayadas, es de esos nuevos ricos dados a la notoriedad, que gustan de hacer apuestas, presumiendo su dinero y su poder, y si gana partidos ofende a los rivales caídos, sea quien sea.
Todo a ciencia y paciencia de quienes dirigen nuestro balompié, que deberían poner un tope a los desplantes de los millonarios, que también deben asomar un poco de cordura, de sentido común y sobre todo de respeto para los demás participantes.
Porque cada equipo es un cúmulo de sentimientos, de pasiones, de dedicación, de tiempo y de dinero. Porque forma parte del vivir de cada fin de semana de muchísima gente que ve en su equipo una esperanza de triunfo, de ese que no se consigue en otras partes.
Todo esto seguramente no lo desconoce Vergara, pero con su dinero y con sus burlas todo se le hace un polvo. Lástima, porque Chivas Rayadas es para muchísimos mexicanos el símbolo del futbol azteca, por muchas razones.
Porque aparte de ser un equipo de lucha, es el único en nuestro país que está conformado exclusivamente por mexicanos, por jóvenes nacidos en suelo mexicano, y ahí los extranjeros no tienen lugar en la cancha, solamente en el banquillo, dirigiendo.
Las Chivas vencieron 3-0 a Pumas en el primer partido de la jornada y eso alborotó las ocurrencias del dueño del chiverío, y con su estilo lo gritó a los cuatro vientos. Alguien debe ponerle un hasta aquí para seguir mejorando el entorno de nuestro deporte.